TEMA 4 (Segunda parte). Aspectos formales de los libros de estilo
4.1. Presentación - misión empresarial 4.2. Principios rectores (política editorial) 4.3. Pautas éticas y deontológicas 4.4. Normas periodísticas
4.5. Uso correcto del idioma
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Para definir la personalidad del producto periodístico, los medios de comunicación fijan unas normas de actuación, que suelen quedar recogidas en manuales o libros de estilo. Estos instrumentos incluyen una serie de pautas de obligado cumplimiento para los profesionales del medio con el fin de dar coherencia y corrección en la redacción y presentación formal de los contenidos, y de fijar unos estándares de calidad.
Para ello, los libros de estilo establecen normas y recomendaciones para un correcto uso del lenguaje textual, visual o sonoro, el empleo adecuado de los diferentes géneros y formatos periodísticos, y el cumplimiento de los principios éticos y deontológicos esenciales que son inherentes a la profesión.
De esta forma, un libro de estilo suele contener los siguientes apartados:
1. Presentación-misión empresarial
2. Principios rectores (generales y específicos, en el caso de que sea una medio especializado) 3. Pautas éticas y deontológicas elementales
4. Normas periodísticas (titulación, redacción, géneros periodísticos, fotografía-infografía-ilustraciones, diseño-maquetación, publicidad)
5. Uso correcto del idioma (cuestiones gramaticales, ortográficas y léxico)
4.1. Presentación - misión empresarial
público. Además de presentar la naturaleza del medio y el modelo de producto periodístico que pretende ofrecer, apunta al tipo de público al que se dirige.
El libro de estilo se convierte así en una herramienta a través de la cual el medio hace público su compromiso por la mejora de la calidad del producto y busca una manera de aproximarse a su audiencia siendo transparente y dando a conocer los criterios y métodos en los que se basa para hacer periodismo. Deja así muy claras cuáles son las reglas del juego para que los lectores/receptores/televidentes/internautas sepan a qué atenerse.
Los libros de estilo están sujetos a cambios por la propia naturaleza del periodismo, de la realidad informativa, así como de una de las principales materias en las que se sustenta, el idioma, siempre dinámico. Todo ello conduce a los medios a reeditar (nuevas publicaciones) o actualizar (en internet) este tipo de obras para mantener su vigencia.
4.2. Principios editoriales
Los principios que marcan la línea editorial de un medio pueden ser generales (medios generalistas) o específicos de un ámbito informativo (si el medio es especializado).
Principios generales
Bill Kovach y Tom Rosenstiel (The Elements of Journalism, What Newspeople Should Know and the Public Should Expect, 2001) señalan cuáles son los principios rectores de todo medio de comunicación:
1) La primera obligación del periodismo es la verdad 2) Debe lealtad ante todo a los ciudadanos
3) Su esencia es la disciplina de verificación
4) Debe mantener su independencia con respecto a aquellos de quienes informa 5) Debe ejercer un control independiente del poder
6) Debe ofrecer un foro público para la crítica y el comentario 7) Debe esforzarse por que el significante sea sugerente y relevante 8) Las noticias deben ser exhaustivas y proporcionadas
Por tanto, estaríamos hablando de: . Veracidad
. Honestidad . Independencia
. Responsabilidad social
. Pluralismo y defensa de valores democráticos . Transparencia
. Claridad y concisión
5.3. Cuestiones éticas y deontológicas
Conducen a la autorregulación, tanto del medio como del propio profesional Suelen basarse en los códigos deontológicos de la profesión:
FAPE
Colegio de Periodistas de Cataluña Código Deontológico Europeo FIP
Entre esos principios éticos y deontológicos de carácter corrector se encuentran aspectos como el tratamiento de la igualdad de género, violencia, protección de la infancia, atención a personas con discapacidad, cobertura informativa de asuntos judiciales, catástrofes naturales y manifestaciones y alteraciones del orden público. Todo este conjunto de principios forman parte de los libros de estilo y constituyen un posicionamiento editorial del medio a la hora de abordar el trabajo periodístico y trasladárselo a los ciudadanos.
1. Tratamiento adecuado y justo de las fuentes Un rumor no es noticia
Criterios de selección de las fuentes (afinidad temática, notoriedad, fiabilidad, pluralidad) Formas de atribución y off the record
Tratamiento de las fuentes Secreto profesional
Publicación de filtraciones verificadas Internet como fuente
2. Respeto a la vida privada y derecho al honor de los protagonistas 3. Aclaraciones y rectificaciones
4. Incompatibilidades
5. Cuestiones sensibles: menores, violencia, terrorismo, inmigración, racismo y xenofobia, tribunales, sexismo, desorden social, etc.
4.4. Normas periodísticas básicas
Aquí nos referimos a los aspectos de procedimiento que los profesionales han de tener en cuenta y aplicar en cada uno de los procesos de producción de la información.
1. Separación entre información y opinión
Charles Prestwich Scott (The Guardian, 1921): “Comment is free, but facts are sacred” 2. Explicación de diferentes géneros periodísticos
3. Técnicas de titulación y redacción
4. Separación clara entre contenidos periodísticos y publicidad
4.5. Uso correcto del idioma
Los libros de estilo, además de fijar la personalidad del medio, dar a conocer al público los métodos de trabajo y su ideario y estándares éticos y deontológicos, velar por un uso correcto del idioma como principio básico para la consecución de un periodismo de calidad.
De hecho, libros de estilo inicialmente se concibieron sobre todo como un conjunto de normas lingüísticas y como guías auxiliares para la escritura. El más claro ejemplo de esta originaria noción de libro de estilo es el Manual de Español Urgente de la Agencia EFE, que se convierte en 1975 en el primer manual de estilo en España y que hasta la fecha suma ya dieciséis ediciones.
edición de las noticias, así como las principales impropiedades léxicas que se cometen habitualmente en los medios de comunicación.
El léxico suele ocupar una parte importante del estudio lingüístico que realizan los libros de estilo. Así, contienen diccionarios generales de dudas y, en muchos casos, también glosarios de términos especiailizados, que suelen aparecer como apéndices de la obra.
1. Corrección gramatical
Entre los errores más frecuentes en los que a diario incurren los medios de comunicación en cuanto al uso del idioma, una gran parte tienen que ver con una sintaxis mal construida o con un uso inadecuado de las palabras de acuerdo con su morfología.
A este respecto, Milagros Aleza (2006) señala como desviaciones más comunes: fallos de concordancia, gerundio de posterioridad, infinitivos sueltos, queísmo y dequeísmo, presencia y ausencia erróneas de preposiciones con los verbos, confusión de estilos directo e indirecto, uso inapropiado de pronombres personales (laísmo, loísmo y leísmo), ausencia o uso indebido de la coma, ausencia de tildes en algunas palabras, formación del plural y plurales problemáticos y el quesuismo (error gramatical que consiste en emplear el pronombre seguido del posesivo ‘su (s)’ o del artículo con valor posesivo en lugar del relativo posesivo ‘cuyo’). A todos ellos cabe agregar el condicional de rumor.
2. Corrección ortográfica
(Nueva Ortografía de la Asociación de las Academias de la Lengua Española, 2010)
a. Mayúsculas
b. Acentuación
c. Puntuación
3. Pronunciación correcta (en el caso de medios de radio y televisión) a. Sonidos y grupos de sonido en español
b. Fenómenos particulares como el ceceo, el seseo y el voseo c. Fonética extranjera (nombres de lugares y personas)
b. Siglas y abreviaturas
c. Cifras y horarios
5. Léxico
a. Criterios de uso de palabras extranjeras y neologismos b. Impropiedades habituales
c. Minidiccionario de dudas d. glosarios específicos (anexos)
Otras obras de referencia
Para solucionar estos problemas que surgen a diario en el trabajo periodístico, el DRAE, pese a ser el instrumento normativo de referencia para todos los medios de comunicación a la hora de redactar y editar un texto, a veces resulta insuficiente y es preciso recurrir a la consulta de otras obras como libros de estilo, diccionarios de uso y dudas o diccionarios terminológicos, que reflejan de manera más fidedigna y actualizada esa nueva realidad lingüística que los académicos suelen tardar más tiempo en aceptar y recoger.
Una vez más, cabe destacar el trabajo realizado por EFE, a través del Departamento de Español Urgente, que no solo propició que aumentara la presencia de términos deportivos en las
sucesivas ediciones del Manual de Español Urgente, sino que además impulsó la publicación de otras obras con el objetivo de acotar el estudio sobre determinados usos lingüísticos.
Así, los dos volúmenes del Vademécum de Español Urgente, publicados en 1995 y 1996. Esta obra, que desde el año 1997 está disponible en internet (http://www.fundeu.es/vademecum.html).
El Diccionario de Español Urgente también se centra en el estudio del lenguaje periodístico en su relación de términos de uso más conflictivo. De las más de 1.000 fichas de que consta este libro, se ofrecen respuestas claras a las dudas relacionadas con el léxico, especialmente en usos incorrectos de términos y de malas traducciones de palabras importadas de otros idiomas.
Seco, Clave, el Diccionario panhispánico de dudas o la última edición del Diccionario de uso del
español de María Moliner.
Desde que en 1961 publicara Manuel Seco por primera vez el Diccionario de dudas y dificultades
de la lengua española, se han sucedido trece reimpresiones y diez ediciones, la última de las
cuales data de 1998. 8.000 entradas.
En el diccionario Clave (1997) (http://clave.librosvivos.net/), los autores también se han dedicado
a recopilar las más importantes y últimas muestras del lenguaje hablado y escrito en nuestro
idioma. También incorpora nuevas voces del ámbito deportivo como ace, aikido, albiceleste,
albivioleta, alirón, all-star, antidopaje, aquagym, asistencia o autogol.
Presta bastante atención no solo a neologismos, sino también a las expresiones y frases más
comunes del habla cotidiana, muchas de las cuales quedan compendiadas en uno de los anexos
tras el diccionario. En cuanto a los extranjerismos, los autores indican “USO” al final de las
acepciones, para advertir de usos evitables y proponer que se recurra a otra palabra equivalente
en castellano.
Por su parte, el Diccionario panhispánico de dudas, consensuado y aprobado por veintidós academias, constituye un compendio de voces actuales que se prestan a confusión y de
consejos sobre su utilización de acuerdo a la norma y a las acepciones que se manejan de las mismas en los diferentes países y zonas hispanohablantes.
De estas voces, una gran parte procede de América, tanto en su significado (aerobismo como sinónimo de jogging, penal en lugar de penalti), como en su grafía, adaptada al castellano a partir de su pronunciación en inglés (referí, ampáyer y jonrón en vez de referee, umpire y home run, respectivamente).
Esta obra, aunque tiene como principal referencia el español que se habla en España, incorpora también numerosos americanismos y expresiones coloquiales que todavía no figuran en el DRAE. De esta forma, refleja el lenguaje más actual utilizado en diferentes campos específicos.