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Lagartija pirenaica – Iberolacerta bonnali (Lantz, 1927)

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ENCICLOPEDIA VIRTUAL DE LOS VERTEBRADOS ESPAÑOLES

Sociedad de Amigos del MNCN – MNCN - CSIC

Lagartija pirenaica – Iberolacerta bonnali (Lantz, 1927)

Oscar Arribas

oarribas@xtec.cat

Versión 1-09-2015

Versiones anteriores:22-07-2008; 25-08-2009

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Sinónimos y combinaciones

Lacerta (Podarcis) monticola bonnali Lantz, 1927; Lacerta muralis bonnali – Mertens y Müller,

1928; Lacerta monticola bonnali – Mertens, 1929; Lacerta (Archaeolacerta) monticola bonnali

Mertens y Müller 1940; Lacerta bonnali – Arribas, 1993; Archaeolacerta bonnali – Böhme y

Corti 1993; Iberolacerta bonnali – Arribas, 1997; Iberolacerta (Pyrenesaura) bonnali – Arribas,

1999.

El estatus específico de I. bonnali fue confirmado por Arribas (1993) y Pérez-Mellado et al.,

(1993).

Origen y evolución

La datación y secuencia de diferenciaciones entre las distintas especies de lagartijas pirenaicas, difieren según la aproximación genetica empleada.

A partir del estudio de electroforesis de aloenzimas, Iberolacerta aranica comienza a

diferenciarse tempranamente del antepasado común de I. aurelioi y I. bonnali, hace

aproximadamente entre 2,25 y 1,55 (media de 2) millones de años respectivamente (Dnei= 0.45

respecto a I. bonnali y Dnei=0.31 respecto a I. aurelioi) coincidiendo con las fases iniciales del

Pleistoceno mientras que estas últimas dos especies se habrían diferenciado hace 450.000

años (Dnei=0.09 entre I. aurelioi e I. bonnali) durante el Pleistoceno Medio.

Las diferencias genéticas encontradas en la secuenciación del gen mitocondrial 12S rRNA son aproximadamente de un 2% entre las especies pirenaicas. Eso quiere decir que su

diferenciación se remonta según esta técnica y este gen a unos 2 millones de años, es decir, al inicio de las glaciaciones pleistocénicas. Según el método de agregación (distancia o parsimonia -mínimo número de cambios posibles) la especie más diferenciada varía. Con el primero, por distancias genéticas, aparentemente es la lagartija pirenaica la más diferenciada, pero esto no está tan claro observando las distancias recíprocas entre ellas. Concretamente, la

diferencia menor es entre la lagartija pirenaica (I. bonnali) y la pallaresa (I. aurelioi), que sería

de 1,8 % (aprox. 1,8 millones de años de divergencia) y que casa bien con la hipótesis previas basadas en osteología y cariotipos. La distancia genética de la lagartija pallaresa a la aranesa, sería de 2.2% (2,2 millones de años de separación entre las poblaciones de Barlonguere y Orlà

-pertenecientes a I. aranica- respecto a las de Mont-Roig -ya perteneciente a I. aurelioi-). La

diferencia entre la aranesa (I. aranica) y la pirenaica (I. bonnali) es de 2,4% (2.4 millones de

años). Si se toma como criterio el arbol de mínima extensión, también aparece la lagartija aranesa como la más diferenciada.

Otro estudio que tiene en cuenta el gen mitocondrial Cyt b (citocromo b) arroja estas

diferencias: 6,2 % entre la pirenaica y la pallaresa, 7,4 % entre la pallaresa y la aranesa, y 9,8 % entre la pirenaica y la aranesa. Si se toma en conjunto los tres genes (Cyt b+12s

rRNA+CMos; este último, un gen nuclear de evolución muy lenta), las diferencias conservan la misma escala recíproca: 2,5 % entre la pirenaica y la pallaresa, 3 % entre la pallaresa y la aranesa, y 3.7% entre la pirenaica y la aranesa.

Está claro que la barrera más importante es el curso de la Garona, ya que las diferencias más

importantes se acumulan en todos los casos entre la lagartija pirenaica (I. bonnali) hoy

presente al S y W del Valle de Arán, en la Maladeta y Aigües-Tortes, y la lagartija aranesa (I.

aranica) del Mauberme y sus contrafuertes. Esto debió suceder entre 2,4 millones de años (con el gen 12s rRNA) o alrededor de 4,2 ± 1,4 millones de años según la combinación de todos los genes estudiados (3,7% de divergencia). Ambas fechas pueden correlacionarse con el inicio de las glaciaciones, es decir con la presencia intermitente de glaciar en el valle de la

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Garona, o con el modelado y entalladura fluvial de la cuenca de la Garona que es de finales del Terciario en la forma que lo conocemos hoy en día.

La segunda barrera más importante es el estrecho margen "en filo de cuchillo" que separa el Tuc de Mill del Macizo de Mont-Roig (al menos, es la zona en la que actualmente no vive ninguna especie de este grupo de lagartijas), que separó a la lagartija aranesa de la pallaresa, cuyo aislamiento entre poblaciones debió darse entre 2,2 millones de años (gen 12s rRNA) y 3,8 ± 1,4 millones de años con el combinado de genes (3% de divergencia). El aislamiento debe estar relacionado, al igual que en el caso anterior con el modelado del relieve

(haciendose la zona alpina de crestas muy estrecha) probablemente por acción de los glaciares de la alta Noguera Pallaresa.

La tercera barrera es el valle de la Noguera Pallaresa, también glaciar, con una situación y génesis muy parecido al del Garona, que separó las poblaciones de lagartija pirenaica de las de la pallaresa hace unos 1,8 millones de años (gen 12s rRNA) o bien cerca de 4,2 ± 1,4 millones de años (un 2,5% de divergencia).

En todos los casos está claro que el margen de diferencias entre ellas es muy pequeño, quedaron aisladas "casi a la vez" o sea, en un margen muy estrecho de tiempo, y en general parece que de forma muy ligada a la dinámica de aparición glaciar o de sobreexcavación por éstos de las altas cuencas de la Garona y la Noguera Pallaresa.

El tratamiento de las distancias mutuas entre las especies pirenaicas no resuelve las relaciones de parentesco entre ellas de forma inequívoca. Según el algoritmo de agregación (el método de construcción de árbol), la lagartija aranesa aparece como especie hermana de las otras dos (la pallaresa y la pirenaica serían más parientas entre sí) o bien sólo de la lagartija pallaresa (siendo entonces la pirenaica la más diferenciada). La primera hipótesis: (aranesa

(pirenaica+pallaresa)) coincide con los resultados más plausibles de la osteología y cromosomas, mientras que la segunda (pirenaica (pallaresa+aranesa)) coincide con la del estudio de los microsatélites del DNA (Mayer y Arribas, 1996; Arribas, 1997, 2007; Mayer y Arribas, 2003; Carranza et al., 2004; Crochet et al., 2004). La solución definitiva, todavía no se conoce, pero en todo caso el fenómeno debió ocurrir en un tiempo geológica y evolutivamente corto para no haber dejado una traza clara en las diferencias relativas entre sus tres genomas. Datos preliminares no publicados de Fulgione, Odierna y Arribas (Arribas, 2007), basados en el

estudio de cinco microsatélites del ADN (véanse resultados detallados en el texto de I. aranica

y en Arribas, 2007), muestra que el número medio de alelos resultó más bajo en I. aranica e I.

aurelioi que en I. bonnali, lo que está de acuerdo con la menor diversidad genética encontrada

en esas especies. Iberolacerta bonnali (de Monte Perdido, Huesca) muestra la mayor

diversidad, mientras que I. aurelioi (Pica d’Estats, Lérida) e I. aranica (Barrados, Lérida)

mostraron valores de heterocigosidad (0,515, 0,098 y 0, 373, respectivamente)

significativamente menores que los encontrados en otros lagartos, incluyendo especies insulares, probablemente debido a fuertes cuellos de botella poblacionales y a sus áreas pequeñas y fragmentadas (excepto en I. bonnali). También Bloor (2006) amplificó seis

microsatélites y los encontró polimórficos en I. bonnali, cinco en I. aranica y solo tres en I.

aurelioi (Arribas, 2014)1.

Descripción

Descripciones previas del taxón bonnali (sin distinción entre las tres especies pirenaicas), se

encuentran en Lanza (1963), Martínez-Rica (1977), Salvador (1984), Brown y Pérez-Mellado (1993) y Pérez-Mellado (1998).

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Folidosis

Entre 0 y 15 (media = 4,73) gránulos supraciliares en el lado derecho y entre 0 y 17 (4,50) en el lado izquierdo; de 17 a 25 (21,64) gularia en machos y 17 a 27 (22,34) en hembras; 5 a 15 (10,10) collaria; 36 a 48 (42,81) dorsalia; 25 a 29 (26,29) escamas ventrales en machos y 25 a 31 (28,32) en hembras; 9 a 18 (13,87) poros femorales en el lado derecho y 10 a 18 (13,88) en el lado izquierdo; 20 a 31 (26,10) lamellae bajo el cuarto dedo del pié; 6 a 15 (9,22) escamas circumanales.

Escamas rostral e internasal generalmente en contacto (97,28 % de los ejemplares); postocular y parietal generalmente en contacto (91,23 %), al igual que ocurre entre supranasal y loreal (79,42 %). Generalmente más de una escama entre masetérica y timpánica. Anomalías de las escamas de la cabeza muy frecuentes (Martinez-Rica, 1977; Arribas, 1994b).

Coloración

Dorso de color grisáceo o grisáceo-parduzco (pero nunca claramente marrón como en I. aurelioi), ocasionalmente con reflejos oliváceos. A lo largo del dorso puede haber dos líneas paravertebrales de manchas, más marcadas en la primera mitad del cuerpo y más abundantes en machos, en algunos de los cuales definen una zona central con el color de fondo del dorso más oscuro. También el píleo de estos individuos más pigmentados (generalmente machos) puede tener algunos puntos. Este patron paravertebral oscuro se extiende dorsalmente a la base de la cola. Generalmente, las líneas claras dorsolaterales no están marcadas o como mucho aparecen muy irregularmente en la parte anterior del dorso. Bandas laterales (costales o temporales) de color pardo muy oscuro y generalmente uniforme. Banda lateral inferior presente en forma de una serie de manchas, más marcadas en machos, y muy frecuentemente ausentes, especialmente en hembras. Partes inferiores siempre blancas (blanco hueso), con pocas manchas oscuras (sin manchas en el 52,9% de los machos y en el 95,2% de las hembras; con manchas en el par de series de ventrales exteriores en el 43% de los machos y en el 4,1% de las hembras; con manchas en los dos pares de series de ventrales exteriores en el 3,9% del los machos y menos del 1% de las hembras). Raras veces la parte interior de la pantorrilla puede presentar color amarillo claro (un carácter atávico, resto posiblemente de la coloración del antepasado común con las otras Pyrenesaura). Puntos azules en las ventrales externas muy raros, ausentes en el 96,94% de los ejemplares, pero en caso de existir, son

reflectantes en ultravioleta (Arribas, 20121).

Albinismo. Se ha encontrado una hembra en Bigorre (Lac Bleu) con áreas despigmentadas en la cabeza y parte superior de la cola.

Melanismo. Se han citado cuatro ejemplares: Una hembra y un juvenil de Bigorre (Lac Bleu), un recién nacido de Llac de Llauset (Ballibierna) y un ejemplar del Ibón de Respumoso (macizo de Arriel).

Ejemplares concolor. Se han encontrado ejemplares muy claros y sin patrón oscuro en Bigorre (un juvenil) y en Llac de Llauset (una hembra adulta).

Variación con la edad. El dorso de los recién nacidos (primer año calendario) es gris o gris pardusco, normalmente uniforme, con las dos bandas costales oscuras y sin más marcas apreciables. Ocasionalmente hay manchas oscuras paravertebrales. Vientre blanco, con manchas oscuras en el borde anterior de las escamas ventrales muy conspicuas. Cola generalmente grisácea. A pesar de lo que frecuentemente se dice, rara vez tiene tonos azulados o verdosos. Juveniles y subadultos (hasta el tercer año calendario incluido) son muy similares a recién nacidos, sin ningún color llamativo en la cola y con el patrón oscuro ventral progresivamente reducido (Arribas, 1994b).

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Figura 1. Hembra de lagartija pirenaica. © O. Arribas

Figura 2. Aspecto ventral de la lagartija pirenaica. © O. Arribas

Figura 3. Aspecto lateral de la cabeza. © O. Arribas

Tamaño

El tamaño medio de longitud de cabeza y cuerpo de los machos mide 52,17 mm y el de las hembras 55,03mm. El macho más grande encontrado mide 58,73 mm y la hembras más grande 65,36 mm (Arribas, 1994b).

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Dimorfismo sexual

Iberolacerta bonnali presenta un grado intermedio de dimorfismo sexual, comparado con el de

las otras dos especies de Pyrenesaura. Las partes más dimórficas son las proporciones de la

cabeza y, sobre todo, de los miembros anteriores y posteriores, que son proporcionalmente mayores en los machos, según su mayor o menor grado de adaptación a la vida saxícola (en

general ligada al tipo de roca y su inclinación). Iberolacerta bonnali es una especie

marcadamente saxícola. Los machos presentan cabezas largas, platicéfalas y miembros, especialmente los posteriores, largos. Las hembras son mayores que los machos, tanto en media como en dimensiones absolutas. Existen diferencias en ventralia entre los machos y hembras (mayores conteos en estas últimas), relacionadas con la mayor longitud corporal de

estas. Los machos presentan vientres más punteados que las hembras (Arribas, 1997, 2000b)1.

Cariotipo

Se compone de 24 cromosomas en los machos y 23 en las hembras. Cromosomas sexuales

con sistema Z1Z2W. NOR en una posición telomérica en el brazo largo del tercer par de

cromosomas bibraquiales (Odierna et al., 1996; Arribas, 1994b, 1997, 1999 b).

Osteología

Cráneo con proceso anterodistal del postfrontal presente. Proceso anteromedial del

postorbitario ausente por reducción secundaria. Hueso postorbitario igual o algo más corto que el postfrontal. Premaxila con siete dientes y processus nasalis esbelto y de lados subparalelos. De 14 a 18 dientes maxilares y 17 a 21 dentarios, generalmente bicúspides, aunque algunos individuos son intermedios u unicúspides. Los machos tienen normalmente 26 vértebras presacras y las hembras 27. La tercera vértebra tiene a menudo asociada una costilla ósea. Fotanela esternal ovalada. Clavículas abiertas e interclavícula de forma cruciforme.

Generalmente seis costillas dorsales posteriores, a veces cinco o siete. Primeras vértebras caudales con proceso perpendicular en su parte anterior (“tipo A”) (Arribas, 1994 a, 1997, 1998 a, 1999 a, 1999 b).

Hemipenes

El aspecto general de los hemipenes es muy parecido a las de las otras especies de

Iberolacerta (aunque I. aurelioi tiene el hemipene claramente más pequeño) pero difiere de estas por tener el labio externo notablemente desarrollado. Micro ornamentación hemipenial usualmente espinosa (digitiforme). Ocasionalmente tiene tubérculos aislados en forma de corona (cononiformes) (Arribas, 1994 a, 1997).

Datos aloencimáticos

Esta especie difiere de I. aurelioi en un alelo (PGM-2), y de I. aranica en cuatro alelos (AK ,

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Variación geográfica

Unl estudio morfológico multivariante ha revelado que las poblaciones de Posets más Maladeta y Ballibierna forman un grupo central, con respecto a las cuales aparecen más diferenciadas las de Bigorre hacia el norte, Monte Perdido hacia el oeste y Aigüestortes hacia el este. La variación más importante de la coloración es la del dorso y se relaciona con el tipo de roca en las que viven. En Monte Perdido por ejemplo, son muy claras ya que habitan sobre roca caliza, mientras que en Posets y sobre esquistos son muy oscuras (Arribas, 1994b, 1996, 1997, 1998b).

El estudio de varios fragmentos concatenados de ADNmt (Arribas, 2007, con datos inéditos de S. Carranza y O Arribas), consistentes en 2.013 pares de bases (cyt b + 12S + 16S), sugiere

que en I. bonnali existen dos clados, uno oriental que habita Aigüestortes y La Maladeta, y uno

occidental, que ocupa desde el límite este de la especie hasta el reborde norte calcáreo del batolito de La Maladeta (Puerto de Benasque. En este mismo macizo, al sur, en la zona granítica está el haplotipo oriental). Dentro del haplotipo oriental hay una posición de diferencia entre los de Maladeta (Llauset) y los de Aigüestortes (Port de Rus y Caballers). Un espécimen de Aigüestortes también varía en una posición. Todos los ejemplares del haplotipo occidental son idénticos, excepto dos de los tres ejemplares de Neouvielle, y por otro lado tres de los cuatro ejemplares estudiados de Benasque diferían en una base. La existencia de dos haplotipos diferentes en I. bonnali fue mencionada por ya por Carranza et al. (2004) y confirmada posteriormente también por Mouret et al. (2011). Estos haplotipos no se corresponden con diferencias morfológicas, cariológicas ni osteológicas (Arribas, 2000), y probablemente proceden de diferenciación durante alguno de los vaivenes climáticos pleistocenos. Estos últimos autores, basándose en análisis de coalescencia y con un buen muestreo de la vertiente norte pirenaica, sugieren que las poblaciones periféricas divergieron simultáneamente al final de la última glaciación. Encuentran alta diversidad mitocondrial en poblaciones periféricas mientras que las axiales pirenaicas están más empobrecidas. También se confirma que son reinmigrantes de corta distancia desde refugios cercanos (in situ) (Arribas,

2014)1.

Un análisis de genes mitocondriales y nucleares de 13 poblaciones francesas de la especie ha revelado que el flujo de genes es muy reducido incluso a distancias pequeñas (2-3 km) junto con una señal moderada de aislamiento por distancia. No se ha encontrado correlación entre diversidad nuclear y diversidad mitocondrial. Los resultados de este trabajo apoyan un escenario de fragmentación de poblaciones periféricas después del último máximo glacial y

colonización postglacial y expansión de poblaciones centrales (Ferchaud et al., 2015)1.

Otras contribuciones: 1. Alfredo Salvador. 1-09-2015

Hábitat

Su hábitat está constituído por laderas y afloramientos rocosos de todo tipo de rocas: ígneas, metamórficas y sedimentarias, pero es menos abundante en las primeras probablemente debido a razones térmicas y de refugio. En éstas aparece en todos sus estados de meteorización, desde rocas poco fisuradas como los granitos, hasta lapiaces calcáreos, canchales de esquistos y pizarras. Es especialmente frecuente en las zonas de interfase entre el pastizal y las rocas, sobre todo en las cercanías de lagos y torrentes de montaña (Arribas, 1997, 1998, 1999, 2002, 2004).

Iberolacerta bonnali no muestra diferencias ni selección de una inclinación determinada de las pendientes habitadas entre sexos o edades (Arribas, 2009, 2010). No hay diferencias

significativas en el porcentaje de rocas de los sitios utilizados ni entre sexos ni entre las diferentes clases de edad. Ambos sexos y todas las edades seleccionan positivamente las zonas de roca respecto a otros hábitats disponibles (Arribas, 2010). En I. bonnali hay

diferencias significativas en la proporción de piedras sueltas de los lugares utilizados entre los distintos meses, concretamente entre julio y agosto, mes este último en el que utilizan zonas menos pedregosas [(junio: n= 119; media= 12,96 ± 1,48; 0-65) (julio: n= 92; media= 18,8 ±

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2,36; 0-100) (agosto: n= 67; media= 6,73 ± 0,93; 0-40)]. Esa diferencia no está ligada al período reproductivo o entre sexos. Las zonas de piedra suelta son seleccionadas

negativamente en esta especie: se utilizan en menos cantidad que su disponibilidad real en el hábitat (Arribas, 2010a). Existen diferencias entre los meses de junio y julio en el uso de suelo desnudo. Durante junio, las lagartijas usan áreas con más suelo desnudo que en julio [(junio: n= 119; media= 9,69 ± 1,03; 0-50) (julio: n= 92; media= 6,38 ± 1,07; 0-40) (agosto: n= 67; media= 6,32 ± 0,81; 0-25)]. No hay diferencias entre estado reproductivo o sexos y edades. No hay selección clara y las diferencias entre meses probablemente se deben al crecimiento de la propia vegetación herbácea durante la estación vegetativa (Arribas, 2010).

En I. bonnali hay diferencias en el uso de suelo con arbustos entre los distintos meses de actividad (concretamente entre junio y agosto). Las lagartijas pirenaicas habitan lugares con más arbustos en agosto que en junio, posiblemente buscando la sombra durante la actividad de caza [(junio: n= 119; media= 7,15 ± 1,35; 0-70) (julio: n= 92; media= 8,85 ± 1,43; 0-50) (agosto: n= 67; media= 13,35 ± 1,93; 0-70)]. No hay diferencias entre períodos de estado reproductor ni entre sexos y edades. No hay una selección clara de los arbustos en esta especie (Arribas, 2010) ni tampoco hay diferencias en la proporción de hierba de las zonas

preferidas, ni entre meses, ni clases de edad ni sexos (Arribas, 2010)2.

Abundancia

En la lagartija pirenaica hemos calculado en Bigorre densidades de 380 ejs/ha; en Ordesa (Góriz) hemos calculado densidades que varían entre 2.090 adultos/ha (a 2.090 m), 4.750 juvs/ha (a 2.200 m), 1550 ejs/ha. y 175 ejs/ha; en Posets (Cordillera de las Espadas)

calculamos densidades de 200 ejs/ha y en Arriel (Lac d’Artouste) de 20 ejs./ha (Arribas, 2007).

Estatus de conservación

Categoría global IUCN (2008): Casi Amenazada NT. Se justifica porque aunque su área de ocupación es menor de 2.000 km², sus poblaciones son probablemente estables

(Pérez-Mellado y Cheylan, 2006, Pérez-(Pérez-Mellado et al., 20091).

Categoría IUCN para España (2002): Vulnerable VU B1ab+2ab, D2. Se justifica por tener un

área de distribución menor de 2.000 km2, con poblaciones muy fragmentadas, con declive

continuado de poblaciones en presencia/ausencia, área de ocupación, calidad del hábitat y número de localidades (Arribas, 2002).

Amenazas

Las amenazas que se ciernen sobre la especie son similares a las de I. aranica (ver I. aranica), con especial incidencia de la destrucción de hábitat (explotaciones hidroeléctricas, estaciones de esquí, construcción de refugios, pistas), exceso de tráfico de vehículos, recolección furtiva y las consecuencias del progresivo calentamiento climático. Sin embargo, al ser su área mucho mayor y más heterogénea en cuanto a hábitats y altitudes, está bastante menos amenazada por esta causa que las otras dos Iberolacerta pirenaicas (Arribas, 1997, 2002, 2004, 2007). Sobre los efectos del cambio climático en la distribución, ver apartado de Distribución

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Medidas de conservación

Dos parques nacionales (Ordesa-Monte Perdido y AigüesTortes- Estany de Sant Maurici), una reserva de la biosfera (Ordesa-Viñamala), un parque natural (Posets-Maladeta) y numerosos monumentos naturales, reservas naturales parciales y reservas de caza cubren cerca de tres cuartas partes del área ibérica de la especie (Arribas, 2002).

Otras contribuciones: 1. Alfredo Salvador. 25-08-2009; 2. Alfredo Salvador. 1-09-2015

Distribución geográfica

Endemismo pirenaico central. Se encuentra en España desde el macizo de Arriel por el oeste hasta las montañas del parque nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici por el este, quedando su área comprendida entre los puertos del Portalé (Huesca) y el de la Bonaigua (Lleida). En Francia se extiende un poco más al oeste (macizo del Pic de Midi d’Ossau) y

presenta un exclave hacia el norte en los macizos de Neouvielle y Bigorre (Pottier et al., 20131).

La localidad más septentrional es el Lac Bleu (Bigorre), la más meridional el Port de Filià (Lleida), la más occidental el Col de Peyreget (Midi d’Ossau) y la más oriental el Estany Negre d’Espot (Lleida).

Su distribución altitudinal se enmarca en el piso alpino en alturas generalmente superiores a 2.000 m en la vertiente sur y a 1.700 en la vertiente norte, llegando al menos hasta los 3.062 m en Vallibierna (Maladeta) y la cumbre del Balaitous (Beck, 1943; Martínez-Rica, 1976, 1983, 1989; Arribas y Martínez-Rica, 1997; Arribas, 2002a, 2002b, 2004; Pottier, 2001, 2003). Bajo escenarios climáticos disponibles para el siglo XXI, los modelos proyectan contracciones

en la distribución potencial actual en España de un 100% en 2041-2070 (Araújo et al., 2011)1.

Otras contribuciones: 1. Alfredo Salvador. 1-09-2015

Ecología trófica

En el análisis del contenido de 18 estómagos de Monte Perdido (Huesca), se encontraron 113 presas (media = 6,3 presas por estómago), muestra que se alimenta de hemípteros (19%), larvas y adultos de dípteros (17%), formícidos (15%), coleópteros (11%), himenópteros salvo hormigas (6%), arácnidos (4%), lepidópteros (3%), orugas de lepidópteros (7%) y otros insectos no identificados (19%). Cabe destacar el predominio de las presas lapidícolas. Otras presas son de hábitos florícolas y forman un componente secundario, pero importante, de la dieta (Martínez-Rica, 1977).

La caza tiene lugar sobre todo entre las 10,30 y las 12,30 h (Martínez-Rica, 1977). La captura del alimento se efectua mediante la búsqueda activa en la cual el animal se va moviendo y comiendo las presas que captura en su camino. Principalmente capturan sus presas en los rebordes de los roquedos, cerca de prados, arroyos, etc..., donde sus presas son más

abundantes. Al igual que con las otras Iberolacerta pirenaicas, se la ha observado capturando saltamontes, dípteros, formícidos, mariquitas, abejas y arácnidos, aunque probablemente aprovecha todo tipo de insectos y arácnidos de tamaño apropiado presentes en su hábitat, a tenor de lo observado en las fecas de la especie. Hemos observado también que los

saltamontes constituyen la base de la alimentación hacia el final del verano, época del año en que son muy abundantes y escasean otras presas debido a que el ambiente está ya muy seco (Martínez-Rica, 1977; Arribas, 2007). Se ha observado que explota recursos puntuales y muy abundantes como explosiones puntuales de bibiónidos o quironómidos (O. Arribas, datos inéditos).

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Biología de la reproducción

Fenología de la reproducción

La reproducción comienza con cópulas poco despues de la emergencia de los adultos de los lugares de la invernada (segunda mitad de mayo o primera de junio). Las puestas son de mitad de junio a mitad de julio dependiendo de la cantidad de nieve acumulada ese año, de la fusión nival y la orientación de la localidad en cuestión. Las primeras crías recien nacidas aparecen en la segunda mitad de agosto y son fáciles de ver en septiembre y octubre, hasta que termina la época de actividad (Arribas y Galán, 2005, Arribas, 2007).

Época de puesta

La puesta en la lagartija pirenaica tiene lugar entre la mitad de junio y más frecuentemente hacia el final de junio, hasta mitad de julio. La variabilidad interanual depende de lo temprano o tardío de la fusión de la nieve (Arribas y Galán, 2005, Arribas, 2007).

Puesta

La lagartija pirenaica hace una sola puesta anual. El tamaño medio de puesta es de 3,03 huevos y el rango va de dos a cuatro huevos (n = 29 puestas). El huevo mide en media 13,37 mm de longitud (de 11,8 a 14,9), y 7,99 mm de anchura (de 6,18 a 9,9), con un volumen de

485,33 mm3 (de 252,36 a 692,79) y una masa de 0,46 g (0,46 a 0,47) (n = 20 huevos) (Arribas

y Galán, 2005, Arribas, 2007). Tendencia al viviparismo

El único huevo reciente examinado estaba en el estadio 31 de las tablas de Dufaure y Hubert, que son las usadas en embriología de lacértidos (Arribas y Galán, 2005, Arribas, 2007). Duración de la incubación

La incubación dura de media en la lagartija pirenaica 34 días (de 31 a 36) (n = 13 huevos) (Arribas y Galán, 2005, Arribas, 2007).

Tamaño de las crías recién nacidas

Los recién nacidos miden de 22,1 a 28,7 (media de 26,15 mm) de longitud de cabeza y cuerpo y pesan de 0,2 a 0,5 (media de 0,41 gr) (n = 3 crías) (Arribas y Galán, 2005, Arribas, 2007). Muda

No hay datos publicados.

Estructura y dinámica de poblaciones

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Interacciones entre especies

En general, es vicariante altitudinal de Podarcis muralis, aunque se las puede encontrar en

simpatría en el límite inferior de I. bonnali en prácticamente todos los macizos de su área de

distribución. También es simpátrica pero no sintópica con Zootoca vivipara (Arribas, 2004).

Estrategias antipredatorias

Ante el hombre, la actitud de las lagartijas es ocultarse. Se desprende de la cola para escapar de los depredadores (Arribas, 2007).

Depredadores

El díptero Sarcophaga protuberans es un depredador natural de huevos de lagartija. En alta

montaña, la puesta de la mosca está sincronizada con la de las lagartijas; las larvas destruyen las puestas de saurio y pupan, no saliendo el adulto hasta pasar un periodo de frío y retornar el calor, es decir, coincidiendo con la puesta de las lagartijas al año siguiente. El número de puestas de lagartija pirenaica parasitadas llega a un 5 % (n = 39 puestas). Por número de huevos, de 479 huevos (tanto viejos como nuevos), 10 estaban parasitados (2,1 %) (Pape y Arribas, 1999).

No se conocen por observación directa los depredadores de las lagartijas pirenaicas, pero

podrían ser presa de especies simpátridas de serpientes, como la víbora aspid (Vipera aspis

zinnikeri) y la culebra verdiamarilla (Hierophis viridiflavus). Entre los mamíferos, probablemente

la depredan ocasionalmente el topillo nival (Chionomys nivalis), depredador conocido de

Iberolacerta aranica (Arribas, 2007), y el armiño (Mustela erminea). Depredadores potenciales

podrían ser Pyrrhocorax sp., Falco tinnunculus, Vulpes vulpes, y quizá Eliomys quercinus.

Grandes artrópodos como Carabus (Chrysocarabus) rutilans son puntualmente simpátridas y

podrían depredar algún ejemplar sorprendido bajo piedra y en frío. El pequeño Carabus

(Eucarabus) cristoforii ha sido observado en cautividad devorando accidentalmente un neonato de I. aranica y su área de distribución se solapa también casi a la perfección con la de la lagartija pirenaica, aunque estas depredaciones por grandes artrópodos deben ser un

fenómeno anecdótico y raro (Arribas, 2014)1.

Parásitos y patógenos

Ácaros anaranjados o rojizos (trombicúlidos?) infestan ejemplares en diverso grado según los años, tanto machos como hembras y tanto adultos como juveniles. Esos ácaros parecen acumularse sobre todo entre los anillos más basales de la cola, tras los muslos, a veces tras la axila y más ocasionalmente cerca del ojo y junto a la cloaca, en lugares que las lagartijas no alcanzan a rascarse, al igual que pasa en otras especies de Iberolacerta (Pyrenesaura) (Arribas, 2007).

También pueden encontrarse animales con lesiones oscuras, donde las escamas de alguna parte del cuerpo han sido substituidas por una masa de color oscuro y consistencia gomosa, como brea seca, y que probablemente son similares a las infecciones bacterianas encontradas en otras especies (Arribas, 2007).

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Actividad

Hay muy pocos datos todavía sobre su actividad, pero con seguridad debe ser muy similar a I. aranica. La duración del ciclo de actividad anual es muy breve y dura unos cuatro meses en los machos y hembras adultas, desde mitad de mayo a principios de octubre. Son oportunistas por lo que respecta a su momento de salida de la invernada, apareciendo cuando se funde la nieve persistente (helada y compactada desde el inicio de la temporada invernal), usualmente hacia

la segunda mitad de mayo. Las observaciones más tempranas de I. bonnali datan del 19 de

mayo (Monte Perdido).

En las lagartijas pirenaicas, no parece que sea ninguno de los sexos el que aparece antes. Posiblemente lo concentrado del ciclo vital no permite esos desfases, y hay muy poco tiempo para desarrollar el ciclo vital, apareciendo éste como comprimido.

La actividad de las lagartijas con tiempo soleado tiene lugar por la mañana y es casi unimodal (con un sólo pico de actividad máxima), aunque por la tarde al bajar las temperaturas pueda observarse algún individuo en el exterior de los refugios (Arribas, 2007). La aparición de nubes hace que la actividad diaria se alargue, y en los días de calor despejados del verano esta actividad puede volverse muy baja o casi nula.

En I. bonnali hay diferencias diarias de actividad entre los diferentes meses de actividad. En junio (solsticio de verano), los días son más largos y la actividad empieza algo antes que durante el resto del verano (desde las 7 h solares hasta casi las 12 h solares). En julio, algo más tarde (de las 7:20 a las 12:30 solares) y en agosto aún más (de las 8:25 a las 15:37). De hecho, la salida de la invernada por la fusión de la nieve coincide casi con el momento de

mayor duración del día (Arribas, 2010)1.

Según observaciones realizadas en el refugio de Góriz, en la primera semana de agosto las lagartijas salían de sus refugios hacia las 10,30 h, permanecían activas sobre todo entre las 11 y las 12 h. y la actividad disminuía entre las 13 y las 18 h, volviendo los individuos a los

refugios hacia las 18 h (Martínez-Rica, 1977).

Biología térmica

Su biología térmica es similar a la de otras lagartijas de alta montaña. En un día soleado normal, los animales se exponen al sol junto a sus refugios (calentándose por heliotermia). La actividad comienza con los animales calientes, con frecuencia con diferencias enormes respecto a las temperaturas del aire (muy frío). En poco tiempo, la roca se calienta y hacia el mediodía está a temperaturas superiores a los 40ºC por lo que las lagartijas han de estar refugiadas y como mucho exponerse momentáneamente al sol para alcanzar rápidamente una zona más fresca. La aparición de nubosidad orográfica a lo largo de la mañana, que acaba cubriendo el cielo y frecuentemente descargan lluvia vespertina, permite a las lagartijas alargar intermitentemente la actividad hasta que el aire y la roca se enfrían definitivamente (Martínez-Rica, 1977; Arribas, 2007).

La temperatura corporal media (BT) de los individuos activos de I. bonnali es de 29,20 ± 0,30

ºC (de 22,8 ºC a 35,2 ºC; n= 64). Esta temperatura corporal se mantiene de forma remarcable en diferentes tipos de rocas, tanto “frías” por su tono general claro, como el granito y caliza, como muy calientes, como pizarras y esquistos casi negros que alcanzan notables y letales

temperaturas a pleno sol (Arribas, 2010)1.

En I. bonnali la temperatura corporal (BT) está más correlacionada con la del sustrato (r= 0,44)

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mejor contra las temperaturas del sustrato que contra la del ambiente, pero con correlaciones

bajas que sugieren que no son termorreguladoras muy precisas (Arribas, 2010). En I. bonnali la

pendiente entre la temperatura corporal (BT) y la temperatura del sustrato (ST) es 0,18 (BT=

24,3615 + 0,1827 ST; R2= 0,1906), mientras que es 0,21 entre BT y la temperatura del aire

(AT) (BT= 25,5184 + 0,2066 AT; R2= 0,1212). Las pendientes son diferentes de la unidad, por

lo que existe comportamiento termorregulador y no mera inercia térmica. Las bajas pendientes

en las tres especies de Pyrenesaura indican que estas lagartijas son buenos

termorreguladores, pero las bajas correlaciones sugieren que no son muy precisas ajustando

sus temperaturas corporales (Arribas, 2010)1.

Dominio vital

No hay datos.

Comportamiento

Estas lagartijas apenas son territoriales, aunque hemos visto encuentros agonísticos entre ejemplares, y más que mantener territorios estables, simplemente parece que los machos acometen a los rivales que encuentran en su camino (Martínez-Rica, 1977; Arribas, 2007).

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Gambar

Figura 1. Hembra de lagartija pirenaica. © O. Arribas

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