ll • l
Vol. 11 Manila, 6 de octubre de 1923. \\ Num. 40
SUMARIO
SINFONÍAS MASÓNICAS OBSCURIDADES Y TINIEBLAS EN LA PLAYA
EL AGLIPAYANISMO ES HEREJÍA
EL MILAGRO DEL CONVENTO EL DíA DEL AR.BOL
AL MAR.GEN DE LA VIDA
Por Paulino.
Por "Piladelfo".
Por "El Solitario".
Por P. de Isla.
Por Julián.
Por P. de Isla.
Por "El Peregrino".
EMPAR.EDADOS.-SOCIAL.-SEMANA- PASATIEMPOS.
1
1 I~
I~ ¡~
'"
11
1 1
l~· ~z~7=:::::~-=;.:E=@;:>@;::.:::=-=-=:-~§K~.-:=º1_~c=-.~--:!_;-r=---=~~-==~-===-:-~~~
¡;,
i:!
¡ii
r•
~;¡;f
l j¡ (J/lf)
l'11 <emes11r {'11 trime•lre
\'ll'llPl'O. udt 'Íll/11 ro afrn,1a1 E.l"l'RJ.\"JERO, l', ar f l 1
('
/J R rt
ft
\
!---
l' r; ( fl ú f
! ()() I ¡.;
(. f (1 .~ (; or.
¡, f \ /_
11 l
---~---'.E
¡;;
~ [~ ~
~':::.;,(>(:;::~~ff::'.:Jf~:: i:::_~ ::fi)(::::·ü$;::~·~f!t::>!;':.[:;::~~~::~~~'.;¡"fi:Ji:;::~~::::XJR~::"Ec1if~:'.:~-:g:;~li::::~:=-~~:::~~~::~~~~:r·..m:~.0~=:~~:;:~ü=:~jcji(::~~-•A::::;.~
- - - ---- - - - - - - - -
:f-EVISTA j3EMANAL
Entered as secol/d clrt5S matter at lhe Post-O/fice al .Afanila
DIRECTOR:-Alejan!lro lle í\boifü TEL. 572
ADMINISTRADOR:-1llirente i\gun P. O. BOX 1659
Vol. 11 Manile, 6 de octubre de 1923. íl Num. 40
Sinfonías
En Cápiz han enterrado a un masón. Este es un hecho que a nadie habrá de sorprender, porque los operarios del Gran Arquitecto se mueren al cabo como el más adocenado mor- tal. Los mandileros de la capital panayana han desarrollado una manifestación campa- nuda para trasladar al "hermano" difunto desde el salón de la Logia Makawiwili a la fosa del Cementerio Municipal, el cual, se- gún el ilustre cronista capiceño cuya rela- ción hemos leído en media docena de publi- caciones, "estaba con su natural bóveda ce- lestial cuya potente luz de las diez antemeri- dianas abrazaba (sic) con ardor las cabezas descubiertas de aquellos pobres masones".
¡ Cuánta verdad !
"Lo más distinguido de la población y aun de sus cercanías se contó aquel memorable día entre los del cortejo fúnebre, a la cabeza de la cual figuraban el juez Fernando Sa- las, el ex-senador José Altavás, el ex-sheriff Isaac Andrada, el fiscal Francisco Zolueta, el farmacopola Fortunato Acuña, "trajea- dos (no podemos resistir a la tentación de citar al autor del cronicón) de rigurosa eti- queta negra y sombreros de alta copa" (¡ta- blea u!), "que se distinguían con una insig- nia uniforme, consistente en una ramita de
Masónicas
hojas verdes de acacia, que es para los ma- sones el símbolo de la inmortalidad".
Como era de esperar, después de haber in- vocado "con oraciones (dice la crónica) de mucho fervor, veneración y respeto al Gran Arquitecto del Universo, encomendándole el espíritu del difunto, con intervalo de varios himnos funerales, cantados por hermosas dalagas al son de un órgano portatil, además de dar varias vueltas circulares en profunda meditación" ( ! ! !) , r.o podían faltar los con- sabidos discursos de circunstancias y al efec- to hicieron uso de la palabra el "Speaker"
Roxas y el Juez Salas, para entonar laudes a las virtudes cívico-masónicas del fenecido Tesorero Municipal.
Como nos atengamos al relato de "La Tri- buna", el "Speaker" hizo algunas considera- ciones pertinentes, sin meterse en dibujos ni elevarse a teologías, despidiéndose del com- pañero "hasta el día del juicio, cuando to- dos comparezcamos a responder de nuestros
actos en esta vida, si es verdad, como así lo creemos, que existe un Dios justiciero que juzga las acciones humanas" y manifestan- do la esperanza de haber de "pesar muchísi- mo más en la balanza de la justicia divina sus virtudes, sus buenas obras y su patrio-
Octubre 6, 1923.
Hsmo que no las pequeñas faltas o flaque- zas que haya podido cometer".
Pero el juez Salas debió de juzgar opor- tuna Ja ocasión para meterse por el dogma católico de los Novísimos como trasquilado por iglesia y en una perorata de regulares dimensiones fué ensartando necedades im- propias de un representante de la ley, al cual hay derecho de exigir conocimiento de Jos más elementales principios de justicia, yá que sobre ellos haya de descansar el dicta- men definitivo en toda controversia legal y la sentencia lanzada contra cualquier géne- ro de infracción.
Analicemos algunas de las bases jurídicas del Juez Salas, establecidas en su oración fú- nebre, con destino a los tribunales del otro mundo, y no habremos menester una pene-
tración excepcional para descubrir los luna- res de ese código de mandil y escuadra, que don Fernando querría imponer al mismo Dios, cuando las legislaciones humanas no son sino borrosa emanación de Ja Equidad Infinita, en cuya estima han de aparecer manchadas aun las acciones más puras e ino- centes de la criatura racional.
"Los actos censurables que comete el hom- bre en esta vida son consecuencias natura- les, si no son forzosas, de su estado de im- perfección". ¡Y quién así se expresa es un Juez! Si el robo cometido por el ladrón, y Ja muerte causada por el homicida, y el man- cillamiento del hogar ajeno, y el desacato a la autoridad se reducen a meras "consecuen- cias naturales" de nuestra manera de ser, como lo son la secreción de la bilis o los mo- vimientos peristálticos del intestino, por ejemplo, no acertamos a comprender de dón- de se origine el derecho del ciudadano Fer- nando Salas para meter en cintura a quie- nes nada hicieron que dependiera de su libre voluntad.
Y si el Juez Salas se halla penetrado de cuanto manifestó a los masones de Capiz, y está en la idea de ser "naturales" y aun por ventura "forzosas" cuantas flaquezas se per- mite el lujo de juzgar en su tribunal, debie- ra renunciar al salario que percibe del Es- tado a cambio del ejercicio de sus funciones judiciales y dar de por vida carta de horro a la judicatura, como oficio en pugna con la sana razón, yá que sea irracional e injusto aplicar la sanción legal a actos desprovistos de toda suerte de culpabilidad.
Habida cuenta de lo enmarañado de la psicología humana, fuera penosa tarea que- rer descubrir en el curso de toda una exis- tencia, aun la más equilibrada, operación alguna enteramente libre, pero no habría de resultar entretenimiento más divertido bu-
cear en los misteriosos recovecos de la con- ciencia para recoger acciones en cuya inicia- ción o desarrollo no hubiese tenido ningún género de intervención la voluntad, a menos de tomar como sujeto de exámen un indivi- duo privado del uso de la razón. Hágase de este principio una caperuza, y dígasenos lu~
go después si hay algo tan incomprensible como incubar leguleyos, votar presupuestos para el ramo de Justicia y llamar a las puer- tas de un Juez.
Si, según lo confiesan los mismos cofra- des del Hno .. ·. Salas, existe un Dios, debe de resplandecer la justicia al cabo de la jornada.
No puede darse justicia, donde no intervi- niere la libertad. De donde si, como el mis- mo "Speaker" Roxas lo reconoció ante el auditorio masónico de Cápiz, Dios ha de juz- gar en el día postrero nuestros actos, éstos no pueden ser sencillas "consecuencias na- turales" y menos todavía "consecuencias for- zosas" de nuestra constitución, sino accio- nes ejecutadas con la libertad indispensable para hacerse acreedores a mérito o demérito en Ja divina estimación.
El Juez Fernando Salas hizo en la cere- monia fúnebre de Capiz muy triste papel.
Un legisperito que hace notar "ser el desti- no del hombre más allá de la tumba resul- tado de sus actos en esta vida", para aseve- rar casi a renglón seguido cómo "los actos censurables del hombre en esta vida son con- secuencias naturales, si no son forzosas, de su estado de imperfección," a las claras deja ver no haber sido nunca la lógica su caballo de batalla, cuando así se contradice a vuelco de dado en materia de importancia cardinal.
Y antes de agotar el espacio que nos otor- gan, queremos dar otra gorretada a Ja ver- dad. El masón capiceño de marras murió impenitente (y esto lo omite a buen recaudo el cronista triangular), rechazando los auxi-
lios espirituales, ofrecidos espontáneamente al enfermo por el P. Secretario del Obispado de Jaro, el cual se dejó caer como por acaso iunto al lecho del dolor. Los Hijos de la Viu- da intentaron engañar al Párroco de Capiz, nsegurándole haber redbido el difunto los Santos Sacramentos antes de morir. El ce- loso sacerdote se negó a conceder sepultura eclesiástica, en cumplimiento de su deber.
Los masones se figuraron darle en la cabeza ·.
con una aparatosa manifestaci6n Y eso es todo.
Nos place ver que la masonería enseñe las orejas, en toda su fealdad. Así se desperta- rá en los Católicos el justo horror que siem- pre tuvo la Iglesia a LA MAS IMPLACA- BLE ENEMIGA de nuestra Religión.
PAULINO.
---
VOi. 11. · - -- · ---
- ! - Núm. 40.
Octubre ESTUDIO 6, 1923.
>'llllril:>::Ol!)j]~,~·IDi!J;;@ill,;:~,:~'.:~;~:i!l!!J~lOOlil'::,!!il!!: .;;.g;.cli!:@!;g,;;:l!Jl!".f'.~'B:;ll!.@::,g,;;!iíiw.:,(ií:@::,~:'ll!iIDl:'u*l!l!i!M)IB!l!<~lllB)()
1 Obscuridades y tinieblas 1
~E::~:·f!~'"':f:lH.:lif.:~[!!::::~;::llfilli::::~:::!ff@:::l!i@l~:!fMc:t~tt:~!IDll>;::1HIR::::~;:•lHillJ.::~ü.·:.:~1!!1n?:::~;~ [g@::::~~:::-~;~~-:~!!i'IHi*IIDjj,'#:~UI*!IDB.~
T.engo un amigo, o al menos lo tenía,-y no vaya a cree,·se nadie que ésto sea el cuento de la piva-el cual a los treinta años y des71ués de haber terminado .en Manila, en esta Manila de nuestros pecados hoy tan revuelta con ésto de Demócratas y Coalicionistas, toda su carrera, d.~s·
de el "Kindcrgarden" hasta el Doctorado en Ciencias ...
se le ocurrió irse a da1· un paseo por los Estados Unidos, para ver mundo, qu,tJ decía el oh"o. Seis meses, ni un día más ni un día menos estuvo mi amigo metido po1· un rin·
eón de Oregón o de Washington, que no estoy cierto de este dato y, cual nuevo César, volviose a Manila anun- ciando: "Fuí, Vi, y V,engo hecho un americano", lo cual no es poco.
Tocólc en suerte una prebenda o cargo1 qw1 tampoco estoy cie1·to y el dfo de su instalación sale el nuevo gue- rrero, diciendo a sus subalternos:. 11Señores: como me he educado a la Am.tJricana ... aquí va a regir América".
Acuérdome de este caso a cuento de tantos "desgracia.
dos" como andan por esos mundos de Dios que no habiendo hecho más que ver .el mundo por un agujero y no teniendo más que nociones muy someras y muy a flor de tierra de la Historia del Derecho y de la Ciencia Política, se de&- pachun a su gusto, despotricando, en, nombre de la "santa libe,·tadº y de la no ·menos "santa democ1·acia" contra las t.eorías tiranicidas, propaladas, sostenidas y hasta el derramamiento de sang1·e mantenidas por la 1 glesia Cató- lica. Ensáñanse m.ás que con nada con lo que ellos en son de guasa llaman HMonarquías divinas", pretendiendo poner en solfa la teoría CATOLICA del. Origen Divino del poder civil, sea monárquico, sea republicano.
Y así c01no no es posible, qu,e, en seis meses, nuestro amigo, a los treinta años, se haya formado a la americana pues este servidor del lector estuvo cuatro años y cuando no contaba más que con veinte 'f1 anda más que a medios 1wlos en cuestión de ame,"icanismp, así tampoco es posible que quien no estttdió con detención las fu.entes y los Orí- genes de las tesis que sobre política y sobre sociología defiende la Iglesia, tenga sobre ellas nocion,es exactas.
vues aun después de quemarse las cejas. y de romper los codos de la camisa sobre las tablas de la mesa: r.epasando 71ágina y m.ás páginas de antiguos in/olios, todavía anda uno a medias.
De ahí la confusión espantosa de que nos hablaba Bal- mes en el número anterior y qu,e habrá podido comprobar cualquiera que a tales cuestiones haya dedicado algun<L atención.
Y es q11c, como escrib.c el mismo Balmes, "hace falta des- lindar bien los objetos sobre que versa esta cuestión del . origen del poder" y eso _es lo que ninguno quiere hacer.
Y hac,e falta deslindar bien los términos, "pues que siendo
·muy diferentes entre sí, st?rá muy distinta la aplicación que del principio se haga".
"En esta cuestión son muchas las cuestiones que se presentan", y quien todo lo metiere a barato no· puede cau·
sur más que confusión y desorden. ¡Y esos señores han llegado a figurarse que tratar tal cuestión era de lo más fácil y sencillo! Cuántas veces sus conocimientos de lCL materia no se reducen m_ás que a lo que leyeron en una·
,.evista cualquiera, escrita por un cualquiera y pu.esta en la mas manos de cualquiera! ¡Así sale ello!
Y ello es tanto más digno de lamentar cuanto que hoy';
más que nunca hac~ falta tener ideas fijas y bien claras.
Nos estamos moviendo en un torbellino de pasiones y de odios atizados por diversos sentimientos y por encontrados pareceres. S.e ha querido comproba1· la solidez de los cimientos de la sociedad y se ha pretendido en mal hora
Vol. 11. - 3
suplantar los antiguos por otros nuevos. El liberalismo, el socialismo, el anarquismo y el comunismo rojo, ,están luchando desesperadamente por subvertir los cimiento~ so- ciales, precisamente en nombrt' de la Libertad.
Y hoy es cuando tan a obscuras andamos en Cues.tione:;
tan 1'mporlantes como esta del origen del poder! "Yo no sé, escribe Balmcs, qué confusión se ha introducido en estos puntos (Cuál es el 01~gen del poder-Cómo se en- tiende que este poder vicn.e de Dios) y es lamentable, por cierto, que cabalmente en unas épocas tan turbulentas se tengan id.eas equ:ivocadas sobre esos puntos,· pues, 7101·
más que se diga, las doctrinas no se arrumban del todo ni en las revoluciones ni en las restauraciones; los intc- t·escs figuran ,en mucho, pero nunca 1>ermanecen solos en la m·cna".
Ni qué decir ti,fJne que esa confUsión espantosa de ideas tiene su origen ,en la incuria intelectual, que como fruto de /u, pedagogía hoy en boga, se ha apoderado de las 11\<L-
sas de los hombres pensadores en Filipinas. Hoy, pa'l'CL
«r int.electual y hombre de pro, dentro de la rcp1íblica¡
de las ciencias, basta con sabe1· escribfr malamente el inglés y haber estado en América, como pensionado o como no pensionado. Con estos dos requisitos cualquiera, ec ¡iucde lanzm· al ruedo de las discusiones y negarlo todo y afirmar cuanto en mientes le v.enga.
Y, precisamente, para formarse ideas claras sobrP, la materia que nos ocupa lo natural sería recurrir ii lo:-J antiguos, q1l,'! no sabían inglés, ni habían estado en 1lméw rica, ni estaban impregnados del mnericanismo.
"El mejor medio para forma.-rse ideas clm·as sobre este particulc.ff, es acudir a los autores antiguos; valiéndose pm·ticularm.tJnle de aquellos cuyas doctrinas han sido 1·es- petadas por espacio de largo tiempo, que continuan siéu.- dolo todavia, y que están en posesión de ser consíde,.i:idos como guías seguros para la buena int~rpretación d" las drctrinas escolásticas".
Que éso fuera lo más natu1·al y· lo más en conSJ'1Wll~ia
;J>n la lúgica y la recta razón no podrá negarlo c¡u-i-.m.
tcug« dos dedos de frente, Para formars.e iden c«bal Y completa de una teoría, a nadie se le ocurrió ir a formarttc en qw:en jamás soñó en ella, o en quien a priori es su enemigo. Si yo quiero saber lo que son los elect?"ones, no acudiré a un teólogo, n\ para sabm· lo que son las células, a un 1nccánico. Pu.'3s, no veo po,· qué ·regla de h"es, para saber lo que son y lo que significa1~ las tesis escolásticas, se haya de recurrir más que a los escolásticos. ¿Y cuántos de los que impugnrm y se mofan rkl Origen Divino del poder, sostenido y defendido por los grandes escolásticos, han leido las obras de Sto. Tomás, de S. Buenaventura, d.< Scoto, de Vitoria, de Sotto, de Suá1·ez?
Lo dicho. . . que hoy para americanizarse y set con- sidm·ado como educado a la americana bastan seis meses de estancia en cualquier pu,eblucho de Texas o de Arizow na, como para se,· conside1·ado com.o una gran mentalidad y hablar del arquitrabe y de la piedra filosofal no se 1·c- quicr,e más que mal chapurrear el inglés, cada cual a su manera, y de ello doy fe cumplida, y tener la suficiente frescura de hablar de cuanto no se sabe, porque iamás se estudió.
Y de ahí la CONFUSION Y EL CAOS, LAS OBSCU- RIDADES Y TINIEBLAS en que sobre estas grandes cuestiones se mueven los "grandes maestros" del mode?·no pcn•amiento filipino.
FILAD ELFO.
Núm. 40.
Octubre 6, 1923.
U§l:::~:::~:;:~,::®~1~~;::~;~.;::.ijj'H::::~~.~H'~~:::lro!.:::~IK@~:::@~>:::fK~:~~:::m::::g;,::@:B::;::~~:::!HJID:::.:~~~e:::~:::~;~~::lif!c.:~~,:~:::
1 ~~.,!E(l NE~!~!!(l 1
b.!~r:::SRi.::·@Jt·::·~~:.:·rM:@::·rg~ ~:-l!@r:: llliit :: ~ ~: .-!!I!!iJ·::. ~[!fy::·arM.\.: ~-::<IDiti:::: !ID!i:::::f=_tt :: L" ítii-:::fñ}ji].;: ~oo::~~i ,i¡m_mc·:::~!!i·::-~~ ::~:;::1: if ·:.-1n :e:: !ffiiii:::-lit~J Al aparecer la primera sonrisa d!!l - ;Vamos! que aún hay tío Antún <las lcts semanas dos v,eces, Es lo me- alba, saluo para saborear los cncan- para muchos mios. ¡Si está V. más jo1· que puede hacer, porque si nó, tos de este paseo matinal. Monto en fuerte que una roca! Y ese ap.ctit'J los trabajadores ... Ya verás lo que el ºMoreno" que ya habia ensilludo el que siempre sigue lo mismo, o quizá vasa cuando se despida de ellos. No madrugador tio Anton; y en marcha. aumentando, conforme aumentan los ha de poder hablarl,es: he de llorar, Aún parpadtan las últimas estrellas, años. y los ha de hacer llorar a todos~ Como que p1·onto cederán su puesto al sol. -Eso sí: a salud y apetito ·me jue- si lo riera. Lo que es yo, en casa me Bordeo la espaciosa hacienda, que go con cualqui,era. En setenta años quedo: no quiero verla despedirse de
<:omo inmensa sábana de verdo1· se .ex- IZO he metido una medicina en mi cuer- la gente. ¡Si aye1· me hizo a mí tam- tiende desde el montecillo al mar. El vo. ¿Para qué? Lo que le digo a bién ... ! en fin, no quiero hablar.
cañaveral, vibrante de f1·ondosidad y Inés: Buen 7Jlato, buena chuleta, buc?t -;,Por qué? Cuéntemelo, tio An- lozanía, ondula suavement.e al sentir tr<lgo, y a trabajar. Es la mejor re- tún. ¿Qué le hizo Inés ayer?
las caricias del terral; produciendo so- cela. No hay remedio como sé, yn -Verás. Estaba yo po1· la mañana nidos de blando y apacible ?nurmurio. 7meden decir lo que quieran todos los regando estas flor.es, y de repente vie- Las palmeras se desperezan, lánguir médicos del mundo juntos.1 Algunas ne, y me die::: ¿Cuidará V. del jar- clas, con pausado y majestuoso vaivén. i·eces se empeña Inés en hacerm~ co- din, cuando yo me vaya? ¿Me envia- Diríase que .el campo, joyante y bra- mer esas figuricas dulces, que ella sabe rá flores?-Al oírla, se me puso un vio, exhibe todas sus galas para reci~ hacer como los mismos ángeles. Bue- nudo aquí en la garganta, que no me bir el primer beso del sol, cuyos rayos no; por darle gusto las pruebo, pero dr,jaba hablar. Ella, al verme triste, doran ya las cumbres gigantes del no me entran. Eso para las mujeres; se echa sin más ni más a reir. Pero Canlaon, limpio de nubes. y también para estos jóvenes de aho- no creas que se reía de veras. ¡Quia!
Llega hasta aquí ~l canto triunfal ra que no parec~n hombres, porque Otra le quedaba dentro. Lo que que- de los gallos, anunciando el clía; y no valen tres cuartos. No creas que ría fra engafiarme, pura que no la las pequeñas avecillas saltan y ale- exagero. viera triste. Bueno: se echa a reir tean de rama en rama, gorjeando sin ¡Si da vergüenza! A la mañana los como te digo, y de repent.e i·uelve la cesar. Duerme todavía el mar, sin olas llamas al trabajo, y son más perezosos espalda, y comienza a cog,er flo1·es.
qu.e desgarren su tersa superficie: sin que un carabao dormido. Pues cuan. ;,Sabes para qué se volvió? Para que que la brisa se atreva a 1·izarlo con do se levantan, ya están con cepilli· no la viese llora1·. Yo la vi inclinada, su aliento. cos, y peines y enjuagues y menjur- y como cogiendo flores; pero estaba
¡Hermosa mañana, impregnada de jzs, y qué sé yo cuanta tontería. No con el pañuelo en los ojos. A mí se.
atractivos encantos, de insuperable me sirve d.ecirles: Pareceis señoritas: m.e deshacía el corazón, pero rne hice lirismo, de mística poesía, de goces buen almuerzo, y buen baño por den- fuerza, y le dije: ¡Hola, Inés! ¿Esas indefinibles que oxigenan mi cuerpo tro, y al trabajo: lo demás, pampli- tenemos? Con que te reías de mí, po1·- y mi espíritu; y que aquí estoy pala- nas.-Pero no me hacen caso; y tiene que estaba triste ¡Y ahora lloras tú!
deando, solo, junto al mar, en el si- la culpa Inés que es demasiado buena No lo niegues: no te ha valido {!scon- lencio y tranquUa soledad de este rin- con ellos. Ya le digo que les hable Y derte. ¡T'e estoy viendo con estos concito ameno, lejos, muy lejos, por les reniegue. Como si nó.-Déjelos, ojos.-Al decirle esto, viene hacia mí, fortuna, del ruido, d.el bullicio, del tio Antón, me contesta. Demasiado me pcha los brazos, y 1·ompe a llora.·
vértigo que reina en las grandes urbes! trabajan y sudan los pobres todo el de veras ,sin tapujos. ¡Chico, qué Dos horas he pasado, rendido, en· día. Si por la mañana tienen ese gus- cuadro! Aunque hubiera tenido el co- tregado completamente a la contern- to de arreglarse, déjelos V.1 que a na- 1·azón más duro que la reja del a1·ado, plación de las bellezas y encantos del di.e ofenden con eso. Ya ve V. lo que no era posible resúitir. También yo amanecer. son las cosas: a mí me dá gusto ver· lloré ,y 'mucho. No me avergü.enzo de Al llegar a casa, de regreso, veo al los asi, y me alegra que estén lim- decfrlo. Ya ves: el tio Anton ll01·ando tio Antón en el jardincito arreglando pios.-Pues bueno: con esas palabras, a los setenta años. Péro, ¿qué iba a lus flores, tijera en mano. y con el tonico de compasión que las hace1· viendo a esa criatura llorar por-
- ¡ Hola, tío Antón! ¿Desde cuándo dice, me desarma; y ya, no sé qué que s~ va a sepm·ar de mí? Te digo se ha convertido en jardinero? No sa· cont,estarle. Como que algún día voy que no sé si podré aguantar sin. ella.
bia yo que sus aficiones se extenderían a peinarme yo también, por darle gus- ¡Si no debía ...
también a las flores. to. No te rias, pues como me llamo -El almuerzo, tio Antón-grita -Pues ahí verás. Nunca he salido, Antón, te digo que por dar gusto a Inés, apareciendo sonriente en el bal·
ni quiera Dios qu.e salga, de la hacien· Y nés, soy capaz de hacer cualquier eón.-
da. Entre las cañas estoy como el pez disparate. Y allá vamos los dos a dar cuenta en el agua. Por la mañana monto en. - Y de seguro que por darle gusto de todo cuanto nos sirvan; pues mi el ºmoreno", y al campo. está V. arreglando estas flores. estómago, después de:~ paseo, está exi-
y entre arados, carros, animales y -TienJs razón: qu.e aún no te he di- gente; y el del tio Antón ... trabajadores, estoy f!n mis glorias. Son cho po1· qué me he meti.do a jardinero.
mis mejores amigos. ¿Ves ese campo Como le gustan mucho los flores, qui- de caña, largo, largo, que llega hasta so lene?" este jardín, y me dijo qu.e le llquel monte lejano? Pues bien: se cuidase yo. Ni una palabra más. Des.
puede decir que ese es mi pueblo, y de entonces, aquí tienes un ?·ato al tio mi casa y todo. Hace ya cincuenta. Anton todas las maña.nas. Aunque años qu..e no salgo de aquí. Y cuando ahora, como se va a marcha1· a vivir me llam.en para el otro barrio, de a la hacienda d,e su esposo ... No sé:
aquí, allá arriba dice !señalando el ?'He parece que se van a secar estas
c.elo.- fl01·es de tristeza. Dice que vendrá to-
Vol. 11. - 4 -
EL SOLITARIO.
Núm. 40.
Octubre ESTUDIO 6, 1923.
lil&::,g;:,l!!ll!!P::'i!l.1l!F::'ilfillP~'ll!ll!P';,ll!ll!J>::,g:,ig:g,::'ll!nml!M!b~'!ID!i'~' l!llll•::,:!!ilt-:)i!filiP::<®:g,::,l!!©:;D>i:'°':'u-')i!J>::'®i!P''ll!!llP::•l!!!!!!''m':'ll!m~:,ll!.@::''.!!li!>~·
1 EL D1A DEL ÁRBOL i
·~;::~:::~;::~:: >:::~~:::@!le::=!!t©:~~:::~:::~::ffilB.1:~=~:~~4~@@:::~~,c~::w~~:¡:~~~~:::~::~~¡:~::::~:~~[jf!:::~~:::~.;;::~,::
1 Jóvenes y doncellitas, Que el árbol vais a plantar, Un consejo os quiero dar De viejo experimentado,
Elegid los arbolitos, Y escoged antes terreno Hermoso, fértil y bueno P"ra el árbol proyectado. ·
Nunca al acaso plantéis Sin prever el resultado, Ni ejecutéis lo mandado Como por juego y de broma;
Sino elegid ante todo Arboles de utilidad, O de amena suavidad Por su fruto y por su aroma.
II
Entre árboles de rica esencia·, De perfume y suave olor La champaca da una flor Nítida, cual sa.mpaguita.
Y el ilang-üang, que es rey De los perfumes de Oriente, Y embalsamB1 nuestro ambiente, Cuando sus ramos agita.
Y aprended la caridad Benigna, sufrida y mansa.
Que de hacer bien no se cansa A pobres y a afortunados;
Como esparcen estos árboles La fragancia de sus flores A mendigos y a señores, A su sombra cobijados.
III Buscad Abilo y Aromo Que os darán goma y, resina, Que se usan en medicina Y abrilantan las maderas.
O el Apitong y el Balao Que os quiten la oscuridad
Con animación y entusiasmo gran- des se celebró el jueves por la noche la iniciación de primer grado de un
VOL. II.
Y den fuerza y unidad A embarcaciones ligeras.
Aprendamos para siempre: Que la fuerza está en la unión Y en la firme trabazón De unos objetos con otros.
Sin unión, nunca veremos Nuestra ansiada Independencia.
Sin unión, no hay perm.anencia.
¿Hay unión entre nosotros? ...
IV
Plantad de Moka el Cofé De la mejor calidad, Que es de más utilidad, Que las Anonas o el Ate.
Y el Cacao y la Canela Que a tantos guisos se aplica,
¡Mas no hay merienda más rica, Que un tazón de chocolate! ...
Y enlazad al atractivo De la fragancia y dulzor El perfume del candor Y el aroma de pureza.
Y emulad al joven puro Y a la virgen ruborosa, Que son joya más preciosa, Que la más rica belleza.
v.
Elegid el Camagón La Narra o el Banabá Y su madera os dirá Que es hermosa, dura y grave.
¿Quién es el rey coronado Del bosque y de la llanura?
Y todos clamáis a una:
El durísimo Molave.
Y al ver su copa y su tronco Y su madera preciosa, Recordemos que es gran cosa Justicia con fortaleza.
buen número de candidatos a ingreso en la benemérita Orden Colombiana.
Había médicos, abogados, comercian- tes, po1íticos, empleados, etc.; en suma, elemento escogido de nuestra buena sociedad. No faltaron religiosos y sa- cerdotes distinguidos.
A todos ellos nuestra enhorabuena.
El jueves que viene, a las ocho y media de la noche, en la sesión ordi- naria· de primer grado, se verificará la instalación solemne y con forme a ri- tual de los nuevos dignatarios del Con- cejo núm. 1000 de Manila, de los Ca- balleros de Colón.
- l í
Seamos de temple viril De carácter y bravura, Y alcemos la frente pura Con una noble entereza.
VI
Y paTa sabrosos frutos flantad Mangas y Lanzonrn, Mangostanes y flfampones, Camias, Nan_qcas y Cajeles,
Que rico aliménto os dan Y sombra fresca y tupida, Y os servirán de gua·rida En las borrascas crueles.
Y procurad a la Patria Días de paz y bonanza, Que soUJ su dulce esperanza Y ella en vosotros espera.
Depositad a sus pl,.ntas Lauros de profunda ciencia Frutos de sana conciencia Y .espigas de la pradera.
VII
Y para un lance imprevisto Y alivio de vuestros males, Arboles medicinales Pla·ntad, jóvenes, también,
Contra el dolor de cabeza Y enfermedad del oído, Para el pecho dolorido, Los ojos, Jos pies y sien.
Plantad muy profundo el árbol De la Santa Religión
Que es bálsamo al corazón Y luz en los derroteros.
Y si este árbol no florece En las Islas Filipinas, Nada· valdrán medicinas De Aglipays y de Luteros.
P. DE ISLA
Reina gran anirnac1on para este acto, que se espera resultará muy con- currido.
Con motivo de celebrarse el día 12, viernes que viene, el Día de Colón, el Concejo de Manila núm. 1000, ha or- ga·nizado para conmemorarlo digna- mente algunos festejos, cuyo progra- ma daremos en el próximo número.
Como coincide en día de labor esa fe ..
cha. la fiesta se dará el domingo si- guiente, o sea el día 14. Sabemos que por la mañana habrá Misa solemne con bendición de una nueva bandera.
Por la noche se banqueteará.
Un KNIGHT.
Núm. 40.