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Campana de penetracion pornografica masi

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Academic year: 2017

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Universidad de Santiago de Chile Facultad de humanidades

Escuela de Psicología

Campaña de penetración pornográfica masiva:

análisis de prensa del primer periodo de la industria

cultural “El Chacotero Sentimental” (1996-2000)

Cristopher Yáñez-Urbina

Profesora guía: Dra. Claudia Calquín Donoso Profesor co-evaluador: Dr. Mariano Rupethuz

Tesina para optar al grado de Licenciado en Psicología Santiago de Chile

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Resumen

La presenta investigación tiene como objetivo analizar la construcción discursiva de la sociedad chilena y su sexualidad a partir de los medios nacionales de prensa escrita durante el primer periodo de la industria cultural de El Chacotero Sentimental (1996-2000). Con el fin de constituirse como una crítica de la memoria tensionando la construcción oficial de consenso del chile de la post-última-dictadura, se realizó un análisis de discurso por medio de repertorios interpretativos a 10 artículos que describieran a sociedad chilena a partir de El Chacotero Sentimental o viceversa. Los resultados dan cuenta de cinco repertorios para referirse a la sociedad chilena y su sexualidad, estos son Discurso Psi, Colectivo Anónimo, Divorcio de la Realidad, Eufemístico, y Chacotero. Estos se articulan en una dinámica que puede ser entendida bajo los conceptos de Industria Psi y Pornografía en tanto mecanismos que producen una multiplicidad de prácticas que tienen como carácter común psicologizar el fenómeno confesional por medio de la patologización o de la explicación validada por profesionales de la salud mental, así como también generar un devenir público de la intimidad volviéndola espectáculo comercializable que desdibuja toda asimetría económico-político-social, ya sea por medio de la identificación anónima o por la referencia a problemáticas comunes, posicionando a los medios como una vocería despolitizada desplazando el foco de atención desde la diferencias y discrepancias hacia puntos en común. De esta forma que se incentiva la política del consenso, mientras que a la vez introducen a los sujetos al mercado, ya sea por medio de la necesidad de atención psicológica o por medio de la necesidad de exhibición pública. Así se desprende una definición de libertad que se somete a la administración de los cuerpos y la explotación de los placeres y deseos.

Palabras claves: consenso, crítica de la memoria, sexualidad, El Chacotero Sentimental.

Abstract

The present research aims to analyze the discursive construction of Chilean society and its sexuality from the national print media during the first period of cultural industry El Chacotero Sentimental (1996-2000). In order to establish itself as a critique of memory stressing the official consensus building Chili post-last-dictatorship, discourse analysis was performed through interpretative repertoires to 10 articles who describes to Chilean society from the Chacotero Sentimental or vice versa. The results show five repertoires to refer to Chilean society and its sexuality, these are Speech Psi, Collective Anonymous, Divorce Reality, Euphemistic, and Chacotero. These are articulated in a dynamic that can be understood under the concepts of Industry Psi and Pornography in both mechanisms producing a multiplicity of practices that have a common character psychologizing the confessional phenomenon through pathologizing or explanation validated by professionals mental health, as well as generate a public becoming of privacy making it salable show that blurs all-political-social economic asymmetry, either through anonymous identification or by reference to common problems, positioning the media as a depoliticized spokesperson shifting the focus from the differences and discrepancies towards common ground. So that consensus politics is encouraged, while at the same time introduce the subject to market either by the need of psychological care or by the need for public display. So a definition of freedom which submits to the administration of bodies and exploitation of pleasures and desires.

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“El mejor gancho comercial, apela a tu liberalidad/imbecilidad” (Los prisioneros – Sexo).

Introducción

Desde la década del ’90, en el marco de los gobiernos de la concertación en Chile, es posible identificar una serie de mecanismos de producción de “consenso”1 que contribuyeron a la consolidación del modelo neoliberal instaurado en el país desde la década de los ’70 a partir del Golpe de Estado llevado a cabo por las Fuerzas Armadas [FFAA] lideradas por el Comandante en jefe del Ejército Augusto Pinochet (Moulian, 1997). En este contexto, los medios de comunicación se encargaron de producir un ambiente de libertad, democracia y modernidad por medio de sus descripciones de la contingencia (Santa Cruz, 2014), destacando el ámbito de la sexualidad: campo que fue explotado en términos mercantiles gracias a una política del voyerismo, y a un discurso ligado al no dejarse tentar por la carne por parte de las instituciones ligadas a la iglesia católica (Lemebel, 2015).

A partir de dicha época comenzó a gestarse la noción de destape a la chilena2 que tuvo como principal pilar la forma en la cual se confesaba y representaba la sexualidad en el primer periodo de la industria cultural de El Chacotero Sentimental que abarcó desde el año 1996 hasta el 2000 (Hopenhayn, 2007). En sus inicios parte como un programa de la radioemisora Rock&Pop como un espacio donde escolares podrían realizar llamados quejándose de sus colegios o de sus relaciones amorosas. No obstante, rápidamente varió hacia un espacio de confesiones mediáticas de la sexualidad y de diversos problemas de la población adulto-joven del país que adquirió una gran sintonía durante sus 4 años al aire (Braghetto y Vásquez, 2002; Lara y Maturana, 2001).

El programa rápidamente desbordó el espacio radial derivando en una película homónima estrenada el año 1999 – considerada como una de las más vista en la historia del cine chileno -; además de un libro ilustrado, un cd y una marca de condones (Braghetto y Vásquez, 2002; Lara y Maturana, 2001). Deviniendo así en una industria cultural que tendrá un impacto en lo social desde diversos frentes.

Si bien en muchas ocasiones se le adjudicó la capacidad de hacer visible la sexualidad chilena sin tapujos, también ha sido analizado desde una perspectiva crítica en relación al lenguaje utilizado, recurriendo a metáforas para no hablar directamente de sexo (Silva, 2003); a las lógicas machistas que promovía (Lara y Maturana, 2001) y a su carácter de show utilizando el humor para bajar el perfil a las temáticas tratadas y adquirir sintonía (Braghetto y Vásquez, 2002).

En esta línea, Hopenhayn (2007) conceptualiza el destape más bien como un destape parcialmente nublado, en donde una serie de prácticas aparentemente liberales se encontrarían coexistiendo con otras que podrían ser catalogadas como conservadoras, desde donde el autor cuestiona la idea de que Chile haya experimentado una explosión de las libertades sexuales luego de la última dictadura cívico-militar.

1 El consenso fue uno de los mecanismos empleados desde el gobierno de Patricio Aylwin que se enmarcaba dentro de un proceso mayor conocido como blanqueo de Chile en el cual se pretendía superar las diferencias que se habían instaurado en el país a partir de los hechos ocurridos durante la última dictadura cívico-militar (Moulian, 1997)

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Por otro lado, la industria cultural de El Chacotero Sentimental mantuvo como un aliado estratégico a los medios nacionales de prensa escrita, en donde se hablaba de su locutor, del impacto que tuvo en la sociedad; también habían críticas, acusaciones y polémicas de todo tipo (Braghetto y Vasquéz, 2002). Siendo este cruce de gran relevancia para la construcción de un ambiente de consenso en el país, por medio de la información transmitían y a la manera en la cual lo hacían (Santa Cruz, 2014).

De esta forma emerge la necesidad de estudiar cómo los medios nacionales de prensa escrita de la época producían versiones de la sociedad chilena y su sexualidad a partir del primer periodo de laindustria cultural del Chacotero Sentimental (1996-2000). En otras palabras, estudiar el Chacotero como una realidad transaccional, es decir, como un mecanismo articulador de la realidad social que produce prácticas reales a partir de su alianza con un régimen de verdad (Foucault, 2007b).

Realizar dicha indagación tiene como principal fin constituirse como una crítica de la memoria, tensionando las narraciones oficiales de un pasado consensuado dejando en evidencia la discordia, los roces, los silenciamientos y las tenciones del campo de la memoria (Richard, 2010), un terreno que ha devenido sector de disputa – o mejor dicho, guerra – política fundamental y constante gracias a su capacidad de generar realidad social (Alvarado, Nava y Avendaño, 2014). Se busca una crítica desde los cimientos de la noción de destape a la chilena cuyo potencial político no radica en decir si es verdadera o falsa, más bien se encuentra en indagar las condiciones que posibilitaron – o incluso, necesitaron – la emergencia de esta serie de prácticas (Foucault, 2007b).

Asimismo, esta investigación se enmarca en dos debates actuales en ciencias sociales. Por un lado, el que inicia Foucault (2007a) con respecto a su rechazo a la hipótesis represiva, planteando que la sexualidad no es reprimida, sino que es producida e insertada dentro de los mecanismos de disciplina y control sobre los cuerpos. Mientras que por otro lado, se encuentra el debate con respecto a los límites de lo público y lo privado (Arfuch, 2007), temática que ha sido trabajada desde lo arquitectónico (Calquín, 2011) y, más actualmente, incluyendo las tecnologías en la relación del cuerpo y el espacio (Figueroa, 2013; Peliowki, 2014; Preciado, 2010, Roig, 2014).

Por lo tanto, la pregunta que guía la presente investigación es ¿Cómo es la construcción discursiva de la sociedad chilena y su sexualidad a partir de los medios nacionales de prensa escrita durante el primer periodo de la industria cultural de El Chacotero Sentimental (1996-2000)? Con la pretensión de dar respuesta a dicha pregunta es que se plantean los siguientes objetivos:

Objetivo General:

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Objetivos Específicos:

 Identificar el/los recurso/s por el/los cual/es se construye discursivamente a la sociedad chilena y su sexualidad a partir de los medios nacionales de prensar escrita durante el primer periodo de la industria cultural de El Chacotero Sentimental (1996-2000).

 Describir la/s construcción/es discursiva/s en torno a la sociedad chilena y su sexualidad a partir de los medios nacionales de prensa escrita durante el primer periodo de la industria cultural de El Chacotero Sentimental (1996-2000).

 Indagar en la/s función/es social/es que cumple/n la/s construcción/es discursiva/s de la sociedad chilena y su sexualidad a partir de los medios nacionales de prensa escrita durante el primer periodo de la industria cultural de El Chacotero Sentimental (1996-2000).

Discusión Teórica

Eso es, una teoría es exactamente como una caja de herramientas (…) La teoría no se totaliza, se multiplica y multiplica. Es el poder quien por naturaleza opera totalizando y usted, usted dice exactamente: la teoría por naturaleza está contra el poder [cursivas añadidas] (Foucault y Deleuze, 1972).

1. Una fotografía de Chile.

Una fotografía se caracteriza por guardar un momento, inmovilizar para contemplarlo posteriormente. Asimismo es una selección de los elementos que se pretenden observar, dejando afuera otros de forma intencionada. La siguiente fotografía de Chile no es una narración extensa, es una instantánea de los elementos necesarios para ser utilizados como herramientas para el análisis social.

1.1. ¿Doble discurso?.

El primer elemento que se incluye en la fotografía es la noción de doble discurso, es decir, hacer más en materia sexual de lo que se admite en público debido a una constante necesidad de mantener las apariencias. Esta práctica se asocia como uno de los múltiples legados de la última cívico-dictadura chilena, no obstante una revisión histórica de la sexualidad nacional realizada por Collyer (2010, 2014) muestra cómo este doble discurso emerge durante el periodo de La Conquista3. Por lo tanto ¿Puede decirse que esta práctica se ha mantenido durante 4 siglos? Probablemente no. El primer elemento es negativo y se define en su ausencia, la apuesta es que no existe como tal y su uso es un heurístico para trazar un recorrido por el Chile postdictatorial, pues si no existe un doble discurso como tal ¿Cuáles fueron los efectos de la última dictadura militar en Chile?

1.2. El golpe estético-cultural.

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Un segundo elemento de la fotografía es el Régimen Cívico-Militar, periodo que abarcó desde el 11 de septiembre de 1973 hasta el 11 de marzo de 1990. No obstante, éste no surgió de la nada: los acontecimientos cuyo efecto desembocaron en la conformación de una revolución capitalista – tal como la denomina Moulian (1997) – se remontan, en un primer momento, a la crisis económica de 1929 que golpeará fuertemente a la economía de Chile, ante lo cual el país opta por un modelo de Industrialización por Sustitución de Importaciones [ISI] o un desarrollismo desde 1930 (Santa Cruz, 2014; Zúñiga, 2011).

El ISI se caracterizó por un abandono del liberalismo económico y un marcado desarrollo de la producción industrial nacional, es decir, un crecimiento hacia adentro (Santa Cruz, 2014). Según Zúñiga (2011), su implementación fue en dos etapas, entre 1930-1950 la instalación del modelo, y entre 1950-1970 la profundización y posterior crisis, marcada por la inflación y el endeudamiento externo. Esta última se inició por las exigencias del sector empresarial de un cambio en el modelo de acumulación de capital, lo cual se acentuará con el triunfo de la Unidad Popular [UP] en las elecciones de 1970 en lo que se conoce como la vía chilena al socialismo (Santa Cruz, 2014). El gobierno de Salvador Allende fue incapaz de instaurarse como una revolución socialista de verdad, dominando solamente la dimensión formal institucional del Estado, no obstante tuvo la capacidad de generar la unión de los intereses de las clases altas frente a un enemigo en común, lo cual desembocó en el Golpe de Estado cuyo fin fue la restauración de orden Nacional (Cuevas y Rojas, 2014).

Santa Cruz (2014) comenta que para darle fin a la crisis por medio del cambio del modelo de acumulación de capital era necesario que no solamente fuese un derrocamiento de un Gobierno, sino que era preciso una derrota política total del bloque que representaba la UP. En otras palabras, fue menester que se desarrollara como un Golpe Estético-Cultural en dos niveles, primero, una destrucción del legado marxista, deteniendo política y militarmente el legado socialista; y, en segundo lugar, una campaña de restauración nacional (Errázuriz, 2009).

El primer nivel puede ser caracterizado como una operación de limpieza, cuyo fin “era detener política y militarmente la marea socialista” (Errázuriz, 2009, p. 139). Aquí se puede destacar el uso de un estado de guerra continuo que permitió el despliegue de mecanismos basados en el terror, dentro de los cuales se destaca tanto la detención y posterior tortura , como los constantes allanamientos a barrios y el exilio (Comisión Nacional sobre Prisión, Política y Tortura, 2003).

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forma de asociar al marxismo con el terror y a los militares como la única cura posible al así denominado cáncer marxista (Organización Chilena de Estudiantes de Psicología [OCEP], 2011).

Otras formas de intervención fueron tanto el corte de pelo y barbas, como el cambio de nombre de calles, villas y escuelas; la limpieza de murales asociados al ideal socialista; quema de libros; destrucción de monumentos; entre otros (Errázuriz, 2009).

Por su parte, la campaña de restauración tuvo el foco en construir una nueva imagen nacional mediante la música, homenajes a los valientes soldados que dieron su vida por la patria, y el control sobre el símbolo de la bandera (Errázuriz, 2009). En esta ocasión destaca el uso discursivo de hipérboles en cuanto a la condición del sujeto chileno y Chile en general, tal como fue el uso de la expresión del milagro chileno cuando la economía se encontraba en ascenso antes de la crisis de 1982. Esta estrategia de un marketing del éxito económico y social se proponía construir la imagen de una sociedad moderna, Chile como los jaguares de Latinoamérica, los ingleses de Sudamérica; y, principalmente en esta ocasión, el destape a la chilena (Campusano, et al. 2015; Moulian, 1997). Estas estrategias buscaban la emergencia de un sujeto competitivo, individualista y que encontrara su placer en el mercado – o en el exhibirse en el mercado -, a la par de constituirse como estrategias que legitimarán el orden instaurado. Sobre este último se instaura la noción de destape a la chilena, no obstante ¿En qué consiste?

1.3. Destape a la chilena

Destape es, en un primer momento, la diferencia entre un antes y un después. Un régimen autoritario sin libertades básicas de expresión deriva en un estallido de la libertad de expresión y en un desanclaje de las antiguas costumbres. En segundo momento, forma parte del metabolismo de una sociedad mediática, ya que los nuevos medios de comunicación buscarán ganar la atención de los sujetos rompiendo los límites anteriormente establecidos (Hopenhayn, 2007).

La noción de destape a la chilena hace directa alusión a lo ocurrido en la España postfranquista [1976], pues la sociedad española había experimentado una explosiva exhibición de sus libertades, luego de haber sido sometida a una estricta moral conservadora de un régimen ligado a la iglesia católica. Mientras que en Chile nace en respuesta al programa de 1981, Sabor Latino: el primer show de la televisión que logró los 80 puntos de rating, que consistía en un espectáculo al estilo de las revistas de los años 50, con vedettes y humor en doble sentido. De esta forma, la primera vez que se habló de un destape en Chile fue de gran conveniencia para el régimen dictatorial, ya que fue utilizado como marketing para la noción de dictablanda, es decir, mostraba al país como si estuviese bajo un régimen no violento (Albuquerque y Gutiérrez, 2013), lo cual acallaba la voces de las organizaciones tanto nacionales como internacionales que tenían puesta la mirada en las violaciones a los Derechos Humanos [DDHH] que sucedían en Chile (Comisión de Nacional sobre Prisión, Política y Tortura, 2003).

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chilena4 que tendrán su soporte en la forma en la cual se hablaba y se vivía a partir del primer periodo de El Chacotero Sentimental [1996-2000]. No obstante, el ambiente de distención puede ser cuestionado bajo una revisión de los juicios valóricos que realizan los habitantes del país.

Albuquerque y Gutiérrez (2013) en su historia de la pornografía chilena, destacan el estigma vivido por algunos de los antiguos participantes de las cintas nacionales pudiéndose destacar a Rachell – la primera y única actriz chilena de cintas de producción nacional – quien luego de abandonar la industria se vio sometida a la discriminación, siendo despedida de sus trabajo cuando el rumor de su antigua profesión comenzó a circular. No muy diferente fue lo ocurrido a Esteban Venegas –actor de la cinta erótica Pan Caliente – quien fue expulsado del reality show Amor Ciego de Canal 13 luego de que los directivos del canal se enteraran de su participación en la pornografía criolla. En la misma línea, los autores comentan que la censura de los medios audiovisuales a través del Consejo de Calificación Cinematográfica duró hasta el año 2000 en el país, cuando una agrupación demandó al Estado chileno ante la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, cuyo fallo obligó al Estado a acabar con todo tipo de censura.

En este escenario ¿Se puede seguir hablando de un destape a la chilena? Para lograr una respuesta será necesario indagar en el proyecto económico-social instaurado durante la última dictadura cívico-militar chilena, es decir, el neoliberalismo.

1.4. Sociedad competitiva de hombres libres5.

El golpe estético-cultural de la revolución capitalista chilena se propuso instaurar un proyecto que daría respuesta a las demandas de las clases altas y devolvería el orden al país. No obstante, los antecedentes de este proyecto se pueden encontrar previamente al Golpe de Estado, precisamente en la década de 1950 cuando la Escuela de Economía de la Universidad de Chicago comenzaba a tener contactos con la Escuela de Economía de la Pontificia Universidad Católica de Chile (Zúñiga, 2011).

Ambas casas de estudio comenzaron un programa que facilitaba los estudios en el extranjero de los estudiantes chilenos, esto bajo un proyecto colonialista de las ideas de modernidad que estaban emergiendo en Estados Unidos [EEUU]. Ya para el año 1972, había un ejército de economistas chilenos insertados en el mundo laboral que permeaban las ideas de la escuela de Chicago en los empresarios del país. Además un grupo de estos nuevos tecnócratas comenzaron a redactar, con presunto apoyo de la Armada de Chile, un mítico documento que contenía el plan para la implementación de la teoría monetarista en chile, conocido como El Ladrillo (Zúñiga, 2011).

Las ideas de los así llamados Chicago boys no fueron implementadas durante los primeros años de la dictadura debido al miedo de expandir la crisis en vez de eliminarla (Zúñiga, 2011), no obstante ¿en qué consistía el proyecto que contenía el Ladrillo? Trata la instauración de un modelo neoliberal, conformado no solamente en un grupo de políticas económicas, sino que también es un concepto de sociedad

4 La primera película pornográfica chilena (2000), la casa de vidrio (2000), la fotografía de Spencer Tunik (2002), las performances de Baby Vamp (2002), el primer reality show nacional (2003), entre otros.

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conocida como la sociedad competitiva de hombres libres que pretendía llegar a la utopía de la mercantilización de todas las cosas incluso las relaciones sociales (Cuevas y Rojas, 2014).

Tanto Cuevas y Rojas (2014) como Zúñiga (2011) concuerdan en que el proyecto consistía en una no restricción del libre desarrollo de las capacidades y las libertades empresariales, cargado de un fuerte derecho a la propiedad, mercados libres y libertad de mercado; lo que permitiría pasar de una economía regulada por el Estado a una economía regulada por el mercado.

Ese el proyecto transformista que describe Moulian (1997), el cual será protegido por una serie de trabas legales en la Constitución de 1980, por medio de la vigilancia de la transición a la democracia y gracias a la constitución de un nuevo sujeto chileno, en lo que se conoce como gatopardismo, es decir, cambiarlo todo para que nada cambie. Así el chileno de los años 1960 no se reconocería con el de los años 1990, serian habitantes de países distintos, pues Chile al corto plazo se convirtió en la principal sociedad neoliberal de la región cuyos rasgos principales consisten en ser políticamente conservadora, mediática, despolitizada, mercantilizada, fragmentada socialmente, individualista y competitiva (Gómez, 2007).

De esta forma, para entender el Chile actual no es suficiente con la fotografía delimitada. Se hace pues necesario explicar qué es el neoliberalismo en tanto arte de gobernar, para lo cual se revisará lo expuesto por Foucault (2007b) en el curso del Collège de France de 1978-1979, seminario conocido como el Nacimiento de la Biopolítica. No obstante, antes de llegar a dicho punto hay que realizar una breve reseña al proyecto foucaultiano. Así se trasciende la fotografía.

2. Proyecto foucaultiano: el orden del discurso.

El foco de análisis de Foucault (2002) es el discurso entendido como la serie de enunciados que dependen de un mismo sistema de formación, siendo el enunciado una función – y no una estructura – que se diferenciará de las frases y de las proposiciones, pues no se somete ni al contexto ni a la verdad/falsedad, respectivamente. La función enunciativa determina las leyes de posibilidad para que exista algo así como un contexto y una verdad/falsedad, es decir, forma sus condiciones de posibilidad.

Por otro lado, el enunciado necesita de una materialidad que le permita ser repetido y re-actualizado, no hay enunciado estático, pues siempre está en cambio (Foucault, 2002). Cuando se habla del enunciado y su materialidad – advierte Deleuze (1987) – se está hablando de la dinámica saber-poder, un saber que brinda condiciones de posibilidad y un poder que instaura, repite y re-actualiza, de ahí que Foucault (2009) afirma que “no existe relación de poder sin constituirse correlativamente un campo de saber, ni de saber que no suponga y no constituya al mismo tiempo relaciones de poder” (p. 37).

Con respecto al poder se plantea un giro desde las concepciones hasta entonces trabajadas (Deleuze, 1987), ya que se entiende no como un privilegio que se posee y que se aplica sobre quienes no gozan de él (Foucault, 2009), más bien el poder se ejerce – es un verbo – en todo tipo de relaciones móviles y no igualitarias; no es una superestructura, está ahí en lo cotidiano atravesando a todo el campo social con un objetivo en específico (Foucault, 2007a).

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sujetos, conceptos y elecciones de diversas posturas (Foucault, 2002). No obstante, es menester considerar que dichos objetos, sujetos, conceptos y elecciones no son preexistentes, sino que nacen o se inventan en el momento en que líneas de luz y líneas de enunciación son rectificadas por líneas de fuerza en lo que Deleuze (1990) denomina como dispositivo, una máquina de hacer ver y hacer hablar.

A partir del estudio de los cuadros, es que llega a hablar de dos modelos de sociedad basados en los ejemplos del actuar frente a la lepra y a la peste, esquemas diferentes pero no incompatibles. El primero habla de la exclusión y el encierro del enfermo, el leproso es rechazado y exiliado fuera de las murallas de la ciudad para evitar el contagio. Por su parte la peste activa un mecanismo muy diferente, despliega un funcionamiento capilar del poder, un control meticuloso de los cuerpos mediante un poder que se multiplica, articula y subdivide. La ciudad apestada es administrada, recortada, vigilada y registrada en una escritura ininterrumpida; cada individuo es localizado y distribuido entre los vivos, los enfermos y los muertos; y las funciones están divididas jerárquicamente (Foucault, 2009). Es en este último modelo donde se encuentra la emergencia del neoliberalismo asociado a una serie prácticas de control de los cuerpos y los discursos, los cuales se revisarán a continuación.

2.1. La peste: anarcoliberalismo y bio-poder.

El modelo de la peste se enmarca dentro del liberalismo como una práctica, una manera de actuar orientada a objetivos. Su principio se basa en una economía máxima, encontrando en el funcionamiento natural del mercado un lugar de veridicción para delimitar las prácticas correctas de las erróneas. Asimismo se encuentra atravesado por el principio de que siempre se gobierna demasiado, el liberalismo busca la libertad y la no intervención de parte del gobierno. Esta práctica entrará en crisis en la década de 1930, desde lo cual se reformulará en diversas corrientes conocidas como neoliberales (Foucault, 2007b), para efectos de la presente investigación se hace necesario revisar en específico los planteamientos del anarcoliberalismo formulado por la Escuela de Chicago de EEUU.

El neoliberalismo norteamericano se propone someter bajo análisis económico a aquellos comportamientos o conductas que no son de mercado precisamente, tales como el matrimonio, la educación de los hijos y a la criminalidad. Emerge la sociedad civil como un foco de intervención, como un área que habrá que adaptar al mercado; pues no se interviene en él directamente, sino que se espera adaptar el campo social para fomentarlo (Foucault, 2007b). En este esquema se va a instalar una racionalidad que nace en la preocupación por la herencia y la degeneración, un poder desarrollado en dos formas no antitéticas, el primero centrado en el cuerpo como máquina o anatomopolítica; y segundo enfocado en el cuerpo-especie, el análisis de la población y la vida o biopolítica. Un poder que invadirá la vida por completo, y que inicia la era del bio-poder (Foucault, 2007a).

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2.1.1.Industria Psi.

Uno de los mecanismos por los cuales se puede apreciar la administración de la sociedad civil para fomentar el mercado sin intervenirlo directamente (Foucault, 2007b) corresponde a un fenómeno que es contrario a las nociones clásicas de la sociología de la dominación, en donde las formas de capital se analizan en el contexto de terrenos competitivos y fríos del cálculo empresarial, en otras palabras, es posible identificar la salud mental y el bienestar psicológico como un foco de intervención o mercancía en circulación que emerge como tal luego de la Segunda Guerra Mundial (Illouz, 2007; Papalini, 2014).

En efecto, desde mediados del siglo XX hasta la actualidad ha existido una tendencia por psicologizar las problemáticas sociales, proceso que es analizado por McLaughlin (2010), quien propone tratar al campo psi como una industria en el sentido de que se ve en la necesidad de expandirse a nuevos mercados para sobrevivir, lo que produce nuevos problemas y “desordenes” que necesitan de intervención terapéutica. No obstante, esta tendencia no se queda encerrada en los círculos académicos, sino que permean los medios de comunicación y la cultura (Papalini, 2014).

La industria psi históricamente se ha valido del registro aparentemente neutral que propician las tecnologías tales como la cámara fotográfica de Charcot (Didi-Huberman, 2007), el registro cinematográfico de Bolwby (Calquín, 2016), el air crib de Skinner y el laboratorio de Gesell (Figueroa, 2013); para crear una serie de conceptos y objetos que se desplegarán en una economía política (Calquín, 2015). En esta misma línea Castro (2014) recuerda que Foucault analiza el poder psiquiátrico a partir de la célebre escena de Pinel liberando las cadenas de los locos para introducirlos al orden disciplinar al alero del sistema asilar.

Así es como Castel (2009) sitúa a partir de Pinel el nacimiento de una medicina social que basa su tratamiento en la moralidad de los alienados como base de la enfermedad mental, de tal forma que se desarrolla un sistema bien dispuesto que comienza con sintomatologías en tanto conductas consideradas como socialmente incorrectas, siendo estos espacios de desorden social que deben ser neutralizados por el miedo al contagio. A su vez, se explicaría por una preponderancia de causas morales que quebrantarían al sujeto, siendo la única alternativa de cura el tratamiento moral por medio del sistema asilar.

De tal forma que la industria psi ha servido históricamente como mecanismo para intervenir en la sociedad civil y fomentar el mercado, hecho que también formó parte de la historia Latinoamericana (Ernst, 2015) y que tuvo un arraigo especial durante la última dictadura cívico-militar en Chile (Vergara, 2014). No obstante, siguiente a Castro (2014), sabe preguntarse por cómo funciona al alero del último pensamiento de Foucault con respecto a la emergencia de un nuevo modelo de sociedad, un régimen que es posible conceptualizar como sociedad de control (Deleuze, 2006; 2012).

2.2. De la sociedad de control y el noo-poder al régimen farmacopornográfico.

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modelo de la autopista: es un lugar de circulación a alta velocidad, de libertades de movimiento dentro de lo establecido y de lo cual se tenga acceso, no hay encierro pero hay control (Deleuze, 2012). Sus dispositivos son digitales asociados a la venta de servicios y ya no a la producción, una competencia permanente entre sujetos que vuelve al marketing el alma del capitalismo (Deleuze, 2006).

Algunas lecturas de las propuestas de Deleuze han ido en la línea de noo-poder – “noos, o noûs, designa en Aristóteles la parte más alta del alma, el intelecto, y, por otro lado, también es el nombre de un proveedor de acceso a Internet” (Pincheira, 2010, p. 156) – haciendo referencia a la gestión de la vida que pretende el control de los cerebros, la memoria y la potencialidad virtual (Lazzarato, 2006; Yáñez, 2015). Frente a estas lecturas Preciado (2008) plantea que se han quedado en la información, la cultura y las relaciones sociales, deteniendo sus análisis en la “descripción de estas nuevas formas de producción cuando llegan a la cintura” (p.35) obviando que la sexualidad es uno de los lugares donde se ejerce de manera privilegiada los más temibles poderes del discurso (Foucault, 1992; 2007a).

De tal forma que Preciado (2008) realizará una re-lectura de la sociedad de control denominándola como sociedad farmacopornográfica en donde se articulan todo un conjunto de nuevos dispositivos microprostéticos-pornográficos de control de la subjetividad. Un régimen postindustrial –o postfordista– de gobierno biomolecular –fármaco– y semiótico-técnico –porno– de los cuales la píldora anticonceptiva y Playboy son paradigmas.

En términos históricos, la base de esta reflexión se encuentra en las transformaciones posteriores a la Segunda Guerra Mundial –la era nuclear de la Guerra Fría– en donde se hablará de las industrias bioquímica, electrónica, informática o de la comunicación como nuevos soportes del capitalismo6. De tal forma que 3 serán las industrias líderes de este capitalismo postfordista, la industria de la guerra, la industria farmacéutica –que involucra la extensión científico-médico y la cosmetología, o bien el tráfico de drogas ilegales –, y la industria pornográfica en tanto sistema mediático de transmisión de información (Preciado, 2008).

Siguiendo a Preciado (2008), es posible indicar que el auge de este nuevo conjunto de tecnologías postindustriales tiene lugar gracias al desarrollo de métodos prostéticos para los veteranos de guerra. En otras palabras, no se puede pensar el desarrollo de la era farmacopornográfica sin el nacimiento de una nueva corporalidad –y subjetividad– dentro de lo que se puede llamar la muerte del humano7 y el nacimiento del cyborg que anuncia Haraway (1995). Se habla de un cuerpo que naciente entre el militarismo y el capitalismo, de la indistinción entre humanos, animales y máquinas, y entre lo físico y lo

6 La secuencia de hechos podría resumirse de la siguiente manera: la primera píldora antibaby [1946], la comercialización de la molécula de metadona por los laboratorios Eli Lilly, la creación del concepto gender por el psiquiatra John Money y el primer lifting facial [1947]; la creación de PlayBoy por parte de Hugh Hefner [1953], la primera faloplastía [1958], la invención de los primeros antidepresores [1966], se crea el programa de investigación militar conocido como arpanet, la primera red de redes, que más tarde derivará en la internet [1969]; creación de la película pornográfica más vista de todos los tiempos con apoyo de la mafia de EEUU, Deap Throat [1972]; entre otros (Preciado, 2008).

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no-físico; emerge como un sueño de la ciencia ficción hacia la política de los cuerpos, de lo biológico a lo biótico: como máquina de la comunicación; como prótesis, componente y parte amigable del sujeto.

Así, el cuerpo farmacopornográfico no es ni organismo ni una máquina, es en realidad una entidad tecno-viva multiconectada, ya sea a la prótesis de extremidad o al implante de silicona, a la máquina fotográfica, al radiotransmisor, al televisor, al teléfono, al internet, a las nuevas herramientas de la biotecnología, etc. El cuerpo y la subjetividad se vuelven maleables gracias a un nuevo conjunto de tecnologías de producción, se está frente a un control-pop o control caliente, que dista del cálculo frio del régimen disciplinario (Preciado, 2008).

Por lo cual, se puede hablar de un primer elemento en esta nueva administración de los cuerpos, el farmacopoder. No centrado exclusivamente en la industria farmacológica, sino que también médica, prostética y estética; considera al cuerpo como un sistema de comunicación que actúa a distancia, gracias a la invención de la hormona. Es decir, es la aplicación de una media theory o teoría de la comunicación al cuerpo, que lo constituye como un efecto semiótico-técnico, hace del tecno-cuerpo un instrumento, soporte y efecto de un programa político. El panóptico ha pasado a ser comestible en forma de píldora y a volverse uno con la totalidad biológica –biodrag (Yáñez-Urbina, 2015a). El cuerpo ahora maleable gracias a las tecnologías micro-prostéticas supera la gestión biopolítica deviniendo farmacopornográfico (Preciado, 2008).

El segundo elemento que compone el régimen farmacopornográfico es el pornopoder, entendido como un dispositivo virtual masturbatorio, desde lo cual es necesario advertir que no se reduce simplemente al audiovisual, también es literario y cibernético. Su funcionamiento se basa en el devenir público de lo íntimo, transformado en espectáculo comercializable y digitalizable que genera millones de descargar y hace fluir el capital por las redes (Preciado, 2008).

Aquí se vuelve menester inspeccionar la dinámica entre lo público y lo privado. En una genealogía del yo moderno, Leonor Arfuch (2007) llega a las confesiones de Rouseau, en tanto diario íntimo, como una de las narraciones que dieron inicio a la distinción público-privado. A partir de allí comienzan a proliferar los relatos autobiográficos como un medio material para dar cuenta de la afectividad de sus autores. Instaurándose, así, la paradoja que rige la dicotomía, pues para existir lo íntimo amerita de lo público, o mejor dicho ser públicado.

La producción de este nuevo espacio interior-subjetivo también tuvo efectos sobre los diseños arquitectónicos, de tal forma que no devienen en un dualismo de cuerpo-alma, más bien es necesario pensar en la dimensión material –tal como lo plantea Preciado en conversaciones con Jaque (Acebedo, 2014)– como la inscripción –productora y re-productora– de la dimensión subjetiva, como un mecanismo de producción de la subjetividad, frente a lo cual se vuelven indisociables el uno del otro.

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encontrar en ambos a la vez. Ya no es un binomio público-privado, más bien se puede hablar de una multiplicidad de espacios públicos y privados yuxtapuestos y coexistentes o, siguiendo a Preciado (2008), espacios pornográficos.

Tal transformación es efecto de lo que Roig (2014) explica desde el concepto de ciudad aumentada, en donde se añade la dimensión tecnológica a la relación, ya no solo materialidad y subjetividad, sino que se le suma la über-materialidad8 que tensiona la distinción público privado. Temática que ha sido abordada por Peliowski (2014) al examinar la nueva dinámica a partir de las tecnologías de fotografía satelital y los mapas street view que han comenzado a funcionar dentro de los espacios privados. Asimismo Figueroa (2013) analiza los dispositivos tecno-psicológicos y concluye que cuerpo y tecnología nunca han estado más cerca, en donde el segundo ya no es herramienta, sino que prótesis que cambia la forma en la cual el sujeto se comunica. En otras palabras, se está frente al cyborg de Haraway (1995) en un fenómeno de publicación de la intimidad (Preciado, 2008).

Por otro lado, la pornografía tiene la capacidad de estimular con independencia de la voluntad del espectador, reduciendo su cuerpo a un receptáculo de estímulos; mientras que a la vez le otorga el control del placer de los actores/interpretes, siendo estos desubjetivizados por un observador omnipotente. Dicha paradoja lleva por nombre pornete ipsum y hace referencia a la ilusión de irrumpir en lo real puro, en lo que ocurre en lo más íntimo, en su aparente neutralidad de mostrar las cosas como realmente son que lo constituye como un dispositivo de verdad; una verdad que no es concedida por ser el punto cero de la expresión intima, sino porque revela que es una sexualidad construida por medio de la performance (Preciado, 2008).

Además, es menester entender la pornografía como paradigma cultural sobre el cual puede ser analizada cualquier otra producción comunicativa. Es paradigma no porque se encuentre presente en todos los medios, sino porque es el modelo que siguen otras producciones en su diseño y constitución, por lo que define una forma de producción y de consumo en la cual las tecnologías son una extensión del propio cuerpo –devenido tecno-cuerpo.

El mecanismo por el cual se hace modelo a seguir consiste en el circuito excitación-frustración-excitación (Preciado, 2008), el cual cumple las mismas características descriptas por Bauman (2007) con respecto a la economía del engaño, en donde la promesa de felicidad radica en un aumento constante de los deseos en el aquí y ahora, los cuales a la larga no pueden ser satisfechos por los objetos, ante lo cual lo anticuado debe ser eliminado y reemplazado por una versión actualizada que prometa la satisfacción. En otras palabras, corresponde a una máquina que se encarga de la producción del deseo9, prometiendo una satisfacción que nunca llega, impidiendo la detención del consumo (Yáñez-Urbina, 2015a).

8 En relación al devenir porno del trabajo, Preciado (2008), hace referencia que no es ni cognitivo, ni inmaterial y mucho menos biopolítico –haciendo referencia a la relación inmaterial con el cuerpo. Más bien el trabajo y las producciones farmacopornográficas son über-materiales o supra-materiales, pues su consistencia es biológica, molecular, al mismo tiempo carnal, numérica, sináptica y digital.

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Como efecto se tiene lo que Preciado (2008) conceptualiza como principio Weber-Hilton. Entendiendo que el ascenso del capitalismo fue debido a una ética de vida; en tal sentido la ética actual no es hedonista, sino que es una ética post-cristiana-liberal-punk cuyo principio se basa en la reproducción del circuito excitación-frustración-excitación hasta la destrucción del ecosistema. En este escenario, es Paris Hilton el paradigma del sujeto que recupera su cuerpo y sexualidad como valor último de capital en el mercado, inspiración actual de toda forma de trabajo y de producción de capital.

Es posible entender esta ética bajo la formulación que hace Berardi (2007) con respecto a la hiperexpresividad, una nueva forma de subjetivar producto del cruce entre el discurso neoliberal ligado al just do it y la accesibilidad a las tecnologías de la comunicación. Se produce un sujeto que se rinde frente al objeto por su incapacidad de simbolizar producto de la gran cantidad de información a la cual es expuesto en el mundo actual; de tal forma que busca una satisfacción total e instantánea por fuera de todo intercambio social o vínculo con otro. Así, las exigencias yoicas que recaen sobre el sujeto son insoportables generando una nueva forma de mal-estar que lo lleva a buscar de forma compulsiva aquello que satisfaga su deseo. La constante disponibilidad de objetos lo saturan más que liberarlo en lo que Bilbao (2014) conceptualiza como un mall-estar del exceso.

Finalmente, se entiende que el fin del mercado farmacopornográfico es la explotación del potentia gaudendi o capacidad orgásmica total de un cuerpo, sin importar su género, sexo, raza, especie, si está vivo o muerto. En otras palabras, las materias primas del proceso productivo de esta hipermodernidad punk son la excitación, la erección, la eyaculación, el placer, etc. (Preciado, 2008).

2.2.1.Pornotopía, un contra-espacio sexual.

Uno de los dispositivos farmacopornográficos que es analizado por Preciado (2010) es la arquitectura Playboy durante la Guerra Fría. Su estudio toma como punto de referencia el proceso de privatización de la vida estadounidense, en donde las clases medias se replegaban en sus interiores domésticos en base a una ideología de la felicidad basada en el consumo; no obstante este proceso se encuentra con el esfuerzo de Hefner por reformular el espacio interior, dando paso a un régimen público y doméstico.

El centro de estas transformaciones corresponde a la Mansión Playboy, en donde el ojo logra atravesar las paredes y ver lo que ocurre en su interior. Sin embargo, esta hazaña no se lleva a cabo por medio de paredes de cristal, sino que gracias a que es una arquitectura multiconectada, constantemente filmada y proyectada; son las cámaras ubicadas en su interior son las responsables del régimen visual que acecha la infraestructura (Preciado, 2010).

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diferentes espacios incompatibles, son lugares de tránsito y provisorios, finalmente son zonas donde se suspende toda norma moral que afecta otros espacios10 (Foucault, 2010).

Por lo que la pornotopía, en tanto heterotopía sexual, tiene la capacidad de alterar las convenciones entre espacio sexualidad, placer y tecnología, produciendo a un sujeto –una subjetividad– como derivado de dicha operación11. En otras palabras, es una topografía sexual de la ciudad que modifica los modos normativos de codificar el cuerpo y la producción de placer. Sin embargo, deben ser entendidas de forma paradojal, pues no son espacios de libertad sino que lugares compuestos por citas fragmentarias y usos desviados de recintos disciplinarios sobre los cuales hayan sido sometidos sus diseñadores, tal como es el caso del Marques de Sade (Preciado, 2010).

Asimismo, Preciado (2010) indica que las pornotopías no se crean ni se destruyen, en el sentido de que emergen en contextos socio-históricos activando metáforas, lugares y relaciones económicas preexistentes, pero singularizadas por tecnologías del cuerpo y de la representación [sic] que van mutando. De tal forma que las pornotopías actuales producen placer por medio de la materialización del poder en vigilancia mediática y la reclusión doméstica, dispositivos que además se encargan de la extracción de saber. De tal forma que deviene laboratorio mediático.

3. La chacotera post-última-dictadura12

El año 1990 no sólo se pone fin a la última dictadura chilena, en ese mismo año se puede poner fin al siglo XX en términos de historia de los medios de prensa. Santa Cruz (2014) advierte que a partir de aquel momento no habrá un punto de retorno, el neoliberalismo había acabado con el financiamiento compartido y los medios debieron someterse a las lógicas del mercado: se abandona el ideal del periodismo ilustrado que buscaba informar, ahora se busca entretener; comienza la segmentación por población; y se despolitiza la prensa. Un paradigma de estos cambios es el diario La Cuarta, cuya primera edición apareció el 13 de noviembre de 1984, su estrategia comercial versaba en torno a posicionarse como un vocería despolitizada, escuchar la voz del pueblo mostrando lo duro de la vida, pero sin entrar en el terreno de la política; se le suma su género sensacionalista, el lenguaje coloquial de sus artículos, y el humor para sobreponerse a la adversidad. Ingredientes que comenzarán a repetirse en los diversos medios y que tendrán un objetivo político bastante claro, el consenso.

Es sabido que Chile fue sometido a un blanqueo durante la década de los ’90, y el consenso fue uno de los mecanismos principales: busca presentar una desaparición de las divergencias, una ficción que

10 Dos son los tipos de heterotopías que define Foucault (2010), 1) heterotopías de crisis, siendo los espacios de transición en términos de cambios biológicos –o biopolíticos–, tal como la adolescencia; y 2) heterotopías de desviación, siendo lugares marginales de la sociedad donde se encierra a quienes se desvíen de las normas sociales, siendo ejemplos clásicos el hospital psiquiátrico y la cárcel.

11 Preciado (2010) conceptualiza, además, seis tipos diferentes de pornotopías: 1) de proliferación extensa, referidos a territorios con códigos, leyes y hábitos propios; 2) localizadas, que existen en y a través de espacios cibernéticos; 3) restricción, funcionan como reservas parciales de energía libidinal; 4) transición, como la noche de bodas, la luna de miel, el turismo sexual, etc.; 5) subalternas, en donde minorías atraviesan el tejido sexopolítico y económico urbano dominante y hacerse visibles; y 6) de resistencia, performance que se toman el espacio urbano para visibilizar una lucha.

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demuestra cómo se pudo pasar del odio y la desconfianza hacia el acuerdo nacional (Moulian, 1997). Las voces que mantenían el descontento, aquellas que no creían en la alegría prometida, aquellas que gritaban entre el recuerdo y la impotencia, todas ellas fueron silenciadas por medio de la fórmula “justicia dentro de lo posible” del gobierno de Patricio Aylwin, la ciudadanía debía mirar hacia el futuro prometedor y no alterar el pasado que podría traer consigo una nueva revuelta de los militares. En este macabro juego los medios de prensa tuvieron un rol principal: se fabricó el olvido y la desmemoria desde las representaciones que eran transmitidas a los hogares chilenos (Richard, 2010).

La post-última-dictadura trajo consigo una explosiva multiplicación tecnológica que rápidamente comienza a ser infestada por imágenes, pero no cualquiera, imágenes eróticas que desbordaban las pantallas y los grandes carteles del centro de la capital. Un porno legal, cuerpos idealizados que dejaban al descubierto un onanismo visual que comenzaría a imperar. A la par, fluyeron los discursos por sexo seguro, se instala una política voyeur de reemplazo del sexo: que se mira y no se toca, al menos sin los guantes que permitan estar a salvo (Lemebel, 2015). No es de extrañar esta mutación, los medios sometidos al mercado debían – y aún deben – superar sistemáticamente los límites impuestos para lograr la sintonía, el rating que les traiga auspiciadores, es el comportamiento homeostático de una sociedad neoliberal que comienza a mediatizarse (Hopenhayn, 2007).

En este cruce entre los medios y la sexualidad, entre neoliberalismo y consenso, nace el programa que condensará los cambios experimentados por el país y sus habitantes, El Chacotero Sentimental: que en sus inicios fue definido como un espacio interactivo donde estudiantes y jóvenes podrían hacer pedidos musicales, mandar recados sentimentales, quejarse y entregar datos sobre fiestas. Pasado una semana de su estreno – 3 de junio de 1996 – las llamadas que recibía el programa fueron realizadas por un público de más edad que el esperado, lo que trajo consigo un cambio en la historias y en su contenido, emerge así definitivamente como un espacio de confesiones sexuales mediáticas (Braghetto y Vásquez, 2002; Lara y Maturana, 2001).

La estructura del programa fue permanente, iniciaba sus transmisiones entre las 14 y 16 horas con una cortina musical, seguido de los saludos del conductor a la audiencia e inmediatamente procedía a contestar los llamados (Braghetto y Vásquez, 2002). Tras bambalinas, el programa era realizado por dos personas, su productor se encargaba de seleccionar los llamados al menos media hora antes de que el programa saliera al aire; y su conductor – Roberto Artiagoitía o Rumpy – se encargaba de escuchar y, en cierto sentido, guiar las historias (Lara y Maturana, 2001).

Si bien el Rumpy nunca consideró el programa como un espacio de ayuda – delimitándolo a un show – muchas veces los llamados recibidos dejaban al descubierto historias de sufrimiento, incesto, violencia, etc.; ante aquellos llamados el conductor recurría al humor para alivianar la carga de la historia y generar que rápidamente fuese olvidada cuando llegaba el momento de cambiar de narrador (Braghetto y Vásquez, 2002). En esta misma línea fue necesario desarrollar un lenguaje que permitiera hablar de sexualidad sin ser censurados, naciendo todo un léxico asociado al programa (Silva, 2003).

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chileno –, un CD con los éxitos musicales del programa, una marca de condones y un libro ilustrado por Enrique Symms (Braghetto y Vásquez, 2002). Su última transmisión fue el 29 de noviembre del 2000, con cuatro años y medio de trayectoria. Las palabras con las cuales se despide su animador tratan sobre un deseo, el deseo de haber contribuido a construir un país más tolerante. Así terminaba sus gloriosos días de éxito (Lara y Maturana, 2001).

Finalmente, esta industria cultural será uno de los pilares sobre los cuales se sostendrá la noción de destape a la chilena gracias a los temas que fueron tratados en un horario que se suele considerar familiar (Hopenhayn, 2007).

En este punto emergen una serie de hipótesis. La primera de ellas es que la industria cultural de El Chacotero Sentimental se constituye como una pornotopía, un lugar donde se yuxtaponen espacios contradictorios, que se enfoca en la sexualidad, y en cuya aparente libertad se logran observar mecanismos que provienen de un periodo disciplinar anterior, es decir, la última dictadura (Preciado, 2010). Por otro lado, si se examina la relación del programa con los medios nacionales de prensa escrita; considerando el potencial que tiene los medios de informar – de dar una orden (Deleuze, 2012) – se puede sospechar que la noción de destape a la chilena no emerge desde el mismo programa, sino de la forma en la cual fue trabajado por los medios escritos, esa es la segunda hipótesis que se desprende de esta parte. De tal forma que nace una tercera y última apuesta que responde a las preguntas aun no contestadas, esta nueva dinámica sexual estaría funcionando como una forma de producción de capital mediante la explotación el potentia gaudendi (Preciado, 2008) mientras que a la vez sería una forma de silenciar las voces del pasado fomentando el consenso (Richard, 2010).

Esta es la dinámica de saber-poder que ha sido denominado en esta investigación como la Campaña de Penetración Pornográfica Masiva. Un proyecto comunicativo – tal como la Campaña de Penetración Psicológica Masiva de Hernan Tuane (OCEP, 2011) – que se adscribió a una política brutal de explotación del goce de los cuerpos (Mejía, 2015), mediante la transducción de los relatos en formas mediáticas de confesión, de exposición de lo íntimo en lo público capaz de generar el goce en otros cuerpos, es decir, pornografía (Preciado, 2008), con el Chacotero se estaría frente a una forma de porno legal, como diría Lemebel (2015). Conversión de lo social que solamente fue posible gracias a un cambio en los medios, un naciente interés por los géneros menores que se desentienden de los grandes relatos, volcándose hacia lo biográfico y lo vivencial en lo que Richard (2010) llama una celebración mercantil del yo, un cambio del sujeto por el influjo del control mediático que no hubiese tenido cabida sin los avances en la tecnología.

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los circuitos de producción de capital – efecto de un mall-estar que lo lleva a exhibirse consumidor – encontrándose lejos de una libertad sexual y más cerca de una administración de los cuerpos (Yáñez-Urbina, 2015a).

Metodología

La presente investigación de carácter cualitativo, pues se propone una indagación ideográfica de los significados producidos en lo social por medio de una descripción del complejo sistema de relaciones que en él se encuentran (Martínez, 1999; Sandoval, 2002). Asimismo, se encuadra dentro de un tipo de investigación exploratorio-descriptivo, buscando indagar en un aspecto poco estudiado del periodo de la post-última-dictadura, permitiendo la emergencia de nuevos campos investigativos (Flick, 2007).

El diseño que se empleó consiste en el análisis del discurso, entendido como un concepto polisémico que se enmarca en diversas tradiciones y prácticas (Ibañez, 2011). Según Sisto (2012) constituye un campo de estudio diverso cuyo carácter en común es la consideración del discurso como una acción social constructora de realidad, en rechazo de las nociones representacionales. En este encuadre se encuentra la propuesta de Wetherell y Potter (1996) sobre los repertorios interpretativos [RI] entendidos como unidades lingüísticas compuestas por elementos que los hablantes utilizan para la construcción de versiones de las acciones y los fenómenos. En otras palabras, constituyen una caja de herramientas empleada en la construcción de explicaciones de los acontecimientos (Castillo-Sepulveda y Reyes, 2013).

Desde esta perspectiva, se considera como principal foco de atención la función que cumple el lenguaje en tanto acción, es decir, se entiende como un agente activo que hace cosas. Sin embargo el análisis de las funciones se vuelve difícil, pues estas no están directamente disponibles en los textos. Por esta razón se vuelve necesario indagar previamente en la variabilidad lingüística, lo que quiere decir que los textos mantienen perspectivas cambiantes e inconsistentes entre sí de versiones del mundo, una mirada que suele chocar con nociones clásicas de la psicología que consideran el lenguaje como un ente que presenta una coherencia interna (Wetherell y Potter, 1996).

Así, la variabilidad sería un índice que permitiría llegar a la noción de construcción, es decir, se logra evidenciar que determinadas versiones suelen utilizar determinados elementos y recursos retóricos en su construcción (Potter, 1998). De tal forma que entre la variabilidad y la construcción se desarrollan los instrumentos necesarios para acceder a la funcionalidad del lenguaje y a las unidades lingüísticas que abarcan estos tres elementos, correspondientes a los RI (Wetherell y Potter, 1996).

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La construcción del corpus documental al cual se dirige la investigación tomó como referencia los criterios planteados por Iñiguez (2011) con respecto a la representatividad y al efecto. El primero se desliga de su conceptualización estadística, para dirigirse hacia la relevancia de la participación en la interacción, es decir, no son las cualidades del documento lo que importan sino que pertenezca al grupo en cuestión. Mientras que por efecto se entiende la capacidad de afectar por sí mismo – independiente de la percepción de la audiencia – puesto que hacen circular ciertos significados, sentidos y miradas del mundo.

Siendo así, el corpus inicial se compuso por los artículos de los principales medios nacionales de prensa escrita –El Mercurio, La Tercera, Las Últimas Noticias y La Cuarta– entre los años 1996 y 2000 que tratan sobre el primer periodo de la industria cultural de El Chacotero Sentimental y que se encontraban disponibles en la Biblioteca Nacional. De tal forma que en un primer lugar se accedió a 121 artículos.

Posteriormente, por medio de una construcción de corpus documental abierto (Wetherell y Potter, 1987, en Tolentino, 2013), se realizó un pre-análisis que tenía como fin realizar una última selección de artículos de acuerdo a hipótesis emergentes. Como resultado se obtuvo un corpus final constituido por 10 artículos que describían a la sociedad chilena a partir de algún elemento del primer periodo de la industria cultural de El Chacotero Sentimental (1996-2000) o viceversa.

Los 10 artículos seleccionados se consideraron como un único corpus discursivo sobre el cual se realizó un análisis en coherencia con la propuesta de Wetherell y Potter (1996) con respecto a la búsqueda de RI a partir de la variabilidad, la construcción y la función. Se llevó a cabo por medio de una matriz de cuádruple entrada (ver Anexo n° 1) en donde cada cita fue analizada de acuerdo a su posición en el artículo y de acuerdo a la propuesta de Potter (1998) con respecto a los recursos de factualización, ya fuese en su orientación epistemológica o su orientación hacia la acción (ver Anexo n° 2). Sobre este último punto, también se utilizaron elementos básicos de gramática castellana (Camus, 1987) [ver Anexo n° 3] para facilitar el análisis. Finalmente, se abrió el espacio a observaciones que emergieron durante el proceso.

En tanto a los criterios éticos, es menester indicar que esta investigación no se propuso interactuar con humanos ni animales no-humanos, por lo cual no fue necesario someterse a los criterios bioéticos descritos tanto en el Código de ética profesional del Colegio de Psicólogos de Chile (1999) como en el Reglamento del comité de ética de la Vicerctoría de Investigación, Desarrollo e Innovación de la Universidad de Santiago de Chile [VRIDEI-USACH] (2014). Asimismo, como los artículos que se encuentran disponibles en la Biblioteca Nacional son de acceso público bajo las normas de la institución, no fue necesario solicitar permisos especiales para su acceso.

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los criterios científicos adherentes al diseño de investigación planteados en el proyecto (VRIDEI-USACH, 2014).

Igualmente, es menester aclarar la disposición tanto ética como política del tesista a cargo. Primeramente, se adoptaron los planteamientos de Richard (2010) con respecto a responsabilidad ética de oponerse al flujo de la desmemoria neoliberal que busca disolver el pasado en la superficialidad, rigor que debe quedar manifiesto en una escritura reflexiva y crítica que tenga como principal fin la reconfiguración de la esfera simbólica nacional, desde la perspectiva de la Crítica de la Memoria.

Finalmente, en segundo lugar se vuelve necesario aclarar que no se buscó aportar conocimiento para la construcción de grandes sistemas teóricos, sino que más bien se esperaba generar conocimiento que sirva de caja de herramientas para en análisis político y social (Foucault y Deleuze, 1972), dentro de lo que plantea Yáñez-Urbina (2015b) refiriéndose a la necesidad de construir conocimiento para la deconstrucción de regímenes de pauperización.

Resultados

El análisis de los artículos de medios de prensa nacional escrita dio cuenta de cinco repertorios interpretativos. En términos generales, cada uno articula una posición específica en torno a la sociedad chilena y su sexualidad a partir del primer periodo de la industria cultural de El Chacotero Sentimental (1996-2000), así como también construyen diversas necesidades asociadas al fenómeno confesional mediático de la época. A continuación se presenta cada uno de ellos.

1. Discurso Psi

El primer RI que es empleado a la hora de referirse al fenómeno confesional que despliega tanto El Chacotero Sentimental, como el resto de los programas radiales que se funcionan dentro de la misma dinámica, corresponde a una construcción que se conforma por medio de una comparación del espacio radial con los servicios de la psicología clínica y la psiquiatría; asimismo, emplea la validación de diversos profesionales de la salud mental para buscar una explicación al fenómeno.

Por esta razón, se ha optado por la denominación de “Discurso Psi”, en tanto práctica discursiva que sienta sus bases en los saberes psicológicos y psiquiátricos para lograr otorgar un marco explicativo a las prácticas confesionales mediáticas. Un ejemplo de esto sería el titular de un artículo dedicado especialmente a que psicólogos hablaran del tema, “Psicología en el aire” (Contardo, 23 de mayo de 1999, p. E2) en dónde se diferencia la expresión usada –“en el aire– de la usual –“al aire”– lo que hace referencia a que la psicología es una constante en los espacios radiales y no es un fenómeno ocasional.

De tal forma que la variabilidad de discursos que se despliega a partir del repertorio aborda temáticas como los peligros que pueden existir en torno a las consejos que son dados al aire por parte de animadores que no cuentan con las competencias que caracterizan el quehacer profesional de la psicología y la psiquiatría, lo que se observa en declaraciones como las siguientes:

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responde a temas clínicos y no es un profesional no alcanza a medir los efectos que puede tener su respuesta”, asegura Yáñez.

El sicólogo Julián Rodríguez cree que en el efecto de los consejos es donde radica el mayor peligro de estos programas, “cuando un profesional es el que escucha, él tiene la capacidad de separar sus propios valores y problemas de la situación que le presentan. Pero cuando son personas como animadores de televisión, aunque tengan la mejor voluntad, no tienen la preparación profesional para separar sus valores de la situación que se le presenta. Por ejemplo si es una animadora que se separó hace unos meses sus opiniones van a tender a ser diferentes que si no estuviera separada” (Contardo, 23 de mayo de 1999, p. E3).

Por otro lado, una temática que emerge desde este repertorio consiste en adjudicarle a quienes llaman una necesidad de destacar del anonimato debido a alguna necesidad o problema de orden psicológico, así es posible encontrar declaraciones como que el programa “lo escucha gente mitómana y fantasiosa, que busca salir de su anonimato contando historias para los demás” (Sánchez, 06 de noviembre de 1997, p. 40) para hacer referencia a que El Chacotero Sentimental es un signo de la decadencia moral del país. En tal sentido el fenómeno confesional se explica debido a la incapacidad de los sectores medios y medios bajos de optar por una terapia pagada, teniendo que conformarse con llamar por teléfono y ser escuchados, recurriendo así a una “sicología liviana, rápida y barata” (Contardo, 23 de mayo de 1999, p. E3).

De esta forma es posible establecer dos funciones principales para el Discurso Psi. En primer lugar, se vuelve necesario hablar del fenómeno confesional masivo como una anormalidad mental que busca su compensación en estos programas que se proponen escuchar a sus auditores; en otras palabras, se propone una explicación por medio del diagnóstico cuya solución sería la atención psicológica. Por su lado, la segunda función, no muy lejos de la primera, busca resguardar el rol profesional por medio del despliegue de una serie de argumentos que buscan socavar a estos espacios radiales considerándolos un peligro o, en el mejor de los casos, un peligro en potencia.

2. Colectivo Anónimo

Desde una postura que basa su construcción en la relación entre los cambios que sufrió la radio durante la época y un sujeto en específico, se erige un repertorio que tiene como principal característica la apelación a los argumentos retóricos del anonimato y la responsabilidad para ofrecer un marco explicativo del fenómeno confesional que significaría el primer periodo de la industria cultural del Chacotero Sentimental (1996-2000).

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interacción con los auditores por vía telefónica en directo, cambio en el perfil de los locutores desde lo “ultrafome” hacia uno de carácter más irreverente, y un incipiente forma de ayuda a la comunidad.

Pero esto tiene que ver también con el cambio que la frecuencia modulada ha experimentado en el último tiempo. Hubo un momento, entre los ’80 y el ’85 en que la oferta de la banda sonora estuvo saturada: música envasada, muchos comerciales, locutores ultrafomes y programas nada interactivos. Eso cambió a fines de la década con la irrupción de ciertos elementos propios de la amplitud modulada. Se dejaron atrás los locutores estereofónicos, los programas envasados y se dio un impulso a la interacción con los auditores. Mucha conversación e, incluso, una incipiente forma de ayuda a la comunidad surgió de un medio que siempre había estado vinculado a la música en inglés y poco más (Parra, 25 de octubre de 1996, p. 7).

Por otro lado, se encuentra la construcción de un sujeto en específico, el cual es catalogado como los más jóvenes, caracterizados por estar disociados entre ellos y con el resto de la población, así como se encuentran siempre en búsqueda de formas de conexión que no impliquen una responsabilidad con otro. Estas nuevas generaciones se diferenciarían de las anteriores principalmente en su concepción de la intimidad, pues serían quienes participan de la radio como confesor de final de siglo.

De modo que, se conformaría uno de los argumentos centrales de este repertorio a partir del concepto de Colectivo Anónimo: “se conforma un colectivo anónimo con significados compartidos. Estos significados son íntimos y funcionan al margen de los canales oficiales, entendiendo por canales oficiales los religiosos y los profesionales” (Contardo, 23 de mayo de 1999, p. E3). Cualquier persona por el hecho de escuchar o llamar a El Chacotero Sentimental formaría parte de la masa anónima, identificándose con una multitud sin rostro ni nombre:

Es así como cualquier sujeto anónimo pasa a ser figura, a ser parte de este colectivo informal. No importa si es estudiante, empleado, abogado o taxista, al momento de escuchar el “Chacotero sentimental” o “Esta tarde con Cecilia”, todos comparten más o menos los mismos problemas porque éstos apuntan a los asuntos más íntimos (Contardo, 23 de mayo de 1999, p. E3).

Tal como ejemplifica la cita anterior, es a partir del anonimato desde donde emerge la primera paradoja que forma parte del RI, para ser figura o emerger de la masa anónima, es necesario formar parte del colectivo anónimo. En otras palabras, para poder ser alguien es necesario ser nadie. Además, en el proceso de devenir nadie se invisibilizan todas las categorías que producen diferencias entre los sujetos, sin importante si se es estudiante, empleado abogado o taxista.

El segundo argumento central corresponde a la responsabilidad, la cual es rechazada por el sujeto que participa en la dinámica. No obstante, en el proceso confesional, la responsabilidad le es devuelta por el locutor el programa:

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